«No importa que recientes estudios revelen que jugar a videojuegos reduce los errores de los cirujanos al operar, o que la práctica de estos deportes virtuales mejore la condición de niños con cáncer; no importa que experimentos educativos hayan demostrado que los estudiantes que utilizan videojuegos como herramienta aprenden más y mejor, que el vínculo entre videojuegos y violencia física esté desacreditado. Qué importa que las empresas estén descubriendo la realidad virtual como nuevo foco de actividad empresarial y creativa.
»Qué importa que sean divertidos, que hagan pensar, que ayuden a niños tímidos a relacionarse con otras personas, que estén creando nuevos tipos de relación social. El caso es que son violentos y feos, que los padres de hoy apenas han jugado y que es necesario proteger a nuestros niños, con ayuda de 'papá Estado'.
»Orgullo carcamal, se llama eso. 'Carcundia'. Rechazo de cosas sin conocerlas. Hiperprotección de la progenie. Lo mismo que tanta rabia nos dio cuando nos lo aplicaron a nosotros. Lo mismo que nuestros niños aplicarán a nuestros nietos.»
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