1. ASILO DE WILLARD
Se encuentra ubicado en Nueva York y fue fundado en 1870, un año después de finalizar la construcción de este recinto público.
permitía que dentro de sus paredes se aplicasen con discrecionalidad tratamientos de electrochoque —le llamaban the blitz, el bombardeo, se administraba sin sedación y era tan fuerte que llegó a romper la columna a algunos pacientes durante las convulsiones— y suministro de fortísmas drogas paralizantes a personas que padecían demencia senil, Parkinson o simplemente estaban deprimidas.
De hecho, en este asilo para enfermos mentales se documentan torturas, tratamiento pocos ortodoxos hacia los pacientes y secretos muy bien guardados.
Cuando el sanatorio fue cerrado en 1995 —ahora está abandonado y ha sido declarado lugar de interés histórico—, la estadística de sus más de cien años de historia era dantesca: de las 54.000 personas que tuvieron la desgracia de entrar, la mitad salieron en un ataud. Como gran parte de los cadáveres no eran reclamados, tuvieron que habilitar un terreno anexo como cementerio: tiene 6.000 tumbas.
La memoria y el recuerdo de tantos pacientes olvidados y quizá maltratados se habría evaporado de no ser por la curiosidad de dos empleadas del sanatorio que, tras el cierre, entraron en uno de los edificios para echar una última mirada, dieron con una puerta escondida que daba paso a un ático y encontraron 400 maletas, baúles y cajas de antiguos pacientes muertos. Los enseres estaban amontonados con cierto orden (los de los hombres separados de las de las mujeres) y todos estaban etiquetados.
Los pacientes habían llevado las maletas consigo cuando fueron internados en el asilo, en muchas ocasiones a la fuerza, por órdenes policiales, migratorias y judiciales o por solicitudes de familiares que deseaban declararlos incapaces. Las rígidas normas de Willard impedían que los internos tuvieran consigo objetos personales, de modo que los libros, fotos, prendas de ropa o recuerdos estuvieron siempre almacenados, en espera de un alta médica que raras veces se produjo.
2. ASILO FOREST HAVEN
Este recinto es uno de los peores en cuanto a práctica médica se refiere, pues, en dicho lugar existen denuncias sobre actos terroríficos a los enfermos que llegaban al sitio.
Entre 1989 y 1991 el Departamento de Justicia comenzó a monitorear las muertes por neumonía por aspiración, una condición que puede ser causada por procedimientos inadecuados de alimentación (p. ej., alimentar a un paciente que está acostado). También hay relatos de abusos físicos, mentales y sexuales desenfrenados en la instalación. Los residentes anteriores informaron haber sido golpeados con "cinturones, interruptores y bates de béisbol". Los dientes perdidos y otros problemas dentales son comúnmente reportados. Muchos de los residentes que murieron fueron enterrados en una fosa común , sin marcar hasta que una lápida (con 389 personas) fue erigida por algunas de las familias de los pacientes en 1987. Algunas de las tumbas han sido descubiertas por la erosión .
El Asilo Forest Haven abrió su puerta a mediados de la década de los 20 y a partir de allí, fue un centro donde albergó las peores condiciones y tratamientos.
En el asilo la mayoría de los médicos y personal de enfermería eran personas sin licencia profesional que practicaban con los pacientes.
el lugar albergó a todos tipos de pacientes desde niños hasta ancianos, con enfermedades leves y crónicas.
Sin lugar a dudas, Forest Haven fue un centro donde lo bizarro, extraño y perturbador se hizo eco hasta el cierre total del hospital en 1991.
3.HOSPITAL SEVERALLS
En 1913, se construyó el hospital Severalls en un sector aislado de Inglaterra. La construcción estaba formada por edificios que se unían entre sí, a través de largos como era costumbre en esa época.
El 18 de julio de 1967, la Asociación de Estudiantes de Enfermería se reunió con la tutora superior de enfermería, presentando graves denuncias de crueldad, malos tratos y fraude en el hospital. El Jefe de Enfermería entonces convocó una reunión de todos los estudiantes en la que los estudiantes fueron amenazados con acciones por difamación y calumnia. Se suprimieron varias denuncias más hasta el año siguiente, cuando finalmente intervino el comité de gestión del hospital y anunció una investigación sobre las denuncias de corrupción y abuso. La investigación dividió las denuncias en tres rubros específicos: Atención de Pacientes, Organización de Servicios y Control Financiero. La investigación escuchó (entre otras) las siguientes denuncias:
Que los pacientes no habían sido tratados
Que a algunos pacientes se les había dado de comer solo pan y mermelada o se les había dado comida mezclada y servida como "bazofia"
Que algunos pacientes habían sido encerrados afuera, independientemente de las condiciones climáticas, o en baños y armarios.
Que en una sala, los estudiantes habían sido testigos de cómo los pacientes eran arrastrados por el cabello.
Que en la sala 3, una sala de hombres, los pacientes recibieron un "tratamiento con toallas mojadas", que consistía en torcer una toalla o sábana fría y
mojada alrededor del cuello del paciente hasta que el paciente perdiera el conocimiento. También se vio que los pacientes habían sido golpeados y
encerrados en un almacén.En la sala S2, otra sala masculina, se alegó que dos enfermeros habían vertido alcohol metílico en las pantuflas de un paciente y en el bolsillo de la bata de otro y les habían prendido fuego.
También se informó que algunas salas estaban infestadas de alimañas y otras eran demasiado frías, demasiado calientes o demasiado húmedas. Además, se constató que existía una cultura de hurto en los pabellones y de estafas y desfalcos graves en algunas sedes administrativas. [dieciséis]
En 1968-1969, se emitieron 91.000 libras esterlinas de fuentes para el uso de pacientes, pero solo se registró que se gastaron 42.000 libras esterlinas en la tienda del hospital, dejando supuestamente las 49.000 libras esterlinas restantes sin contabilizar.
Como resultado de la investigación, tanto el Jefe de Enfermería como la Matrona se jubilaron anticipadamente. Dos enfermeros fueron condenados por robo y, en un incidente separado, otro enfermero fue encarcelado por homicidio involuntario después de que un paciente anciano al que había agredido muriera más tarde. Otras dos enfermeras fueron acusadas pero absueltas.17]
Desde prácticas nada profesionales, maltratos, vejaciones, humillaciones y violaciones a los derechos humanos, este recinto tuvo de todo un poco.
Separados por géneros, más de dos mil personas vivieron en dicho recinto en donde los psiquiatras fueron libres de experimentar con los pacientes. Algunas de las prácticas que realizaron los doctores -las que ya no son legales- fueron la terapia electro-convulsiva (ECT) y el uso de lobotomía frontal, provocando daños irreversibles en los pacientes.
Según denunció en su libro “La locura en su lugar: Narrativas del Hospital Severalls” la profesora Diana Gittins, manifestó que muchas mujeres fueron encerradas en el lugar por su propia familia, a veces como resultado de tener hijos ilegítimos o porque habían sido violadas.
Tanto estas mujeres, como otras personas que tampoco padecían de patologías psiquiátricas fueron sometidas a los experimentos de los médicos.
Finalmente, fue cerrado en 1997 luego que fallecieran los últimos pacientes que quedaban.
4.HOSPITAL WHITTINGHAM
En 1873, Inglaterra inauguró uno de los hospitales psquiátricos más grandes del país. El recinto estaba totalmente apartado de la “sociedad”.
El hospital fue usado en período de las Guerras Mundiales por militares aumentando su capacidad hasta más de 3.500 pacientes. Después de la guerra, el centro médico comenzó a ser utilizado para realizar experimentos con los pacientes tras la llegada de la electroencefalografía.
Gracias a las “investigaciones abusivas” de los estudiantes de medicina -quienes fueron denunciados por “crueldad, maltrato y fraude”– el Comité de Gestión Hospitalaria del lugar encontró varias faltas de ética en el recinto contra los pacientes: a algunos repentinamente los habían dejado de tratar, les daban alimentos y agua descompuestos y el personal los encerraba en el baño y armarios.
Pero los peores abusos fueron denunciados tras descubrir que a algunos enfermos se les arrastraba por su cabello y golpeaba, además de una denuncia en la que un enfermero derramó alcohol sobre el pie de un paciente para luego incendiarlo. Finalmente, el centro cerró en 1995.
5.HOSPITAL ESTATAL DE FILADELFIA
Ubicado también en Pensilvania, el hospital psiquiátrico de Filadelfia en Byberry fundado en 1907 fue utilizado por más de 7.000 pacientes.
El centro médico fue cerrado luego que varias investigaciones comprobaran el maltrato de pacientes y personal, la falta de espacio y algunas prácticas poco éticas cometidas contra los usuarios.
Entre 1945 y 1946, más de 36 fotografías secretas tomadas por Charles Lord revelaron una escalofriante realidad dentro del hospital: docenas de personas amontonadas en los pasillos junto a su excremento, pacientes amarrados a la cama, estado de insalubridad y maltratos. Estas fotografías llegaron a publicarse provocando un escándalo a nivel nacional.
6. HOSPITAL ST.MARYS
l noroeste de Inglaterra, St.Marys era uno de los más grandes hospitales del país. Casi tan pronto como se inauguró en 1910, fue usado por el ejército durante la Primera Guerra Mundial y luego se convirtió en un sanatorio para enfermos de tuberculosis.
Tras la gran demanda de enfermos psiquiátricos, el centro médico incorporó la atención psiquiátrica durante la década de 1930.
Los pacientes -quienes eran aislados de la sociedad- eran personas calificadas como “locas” por el Estado, siendo destinadas a ser encerradas hasta sanarse. La desesperación de algunos internos que afirmaban estar cuerdos quedó plasmada en las paredes rasguñadas del recinto.
El lugar, que también cuenta con una capilla, aún permanece “intacto” tras su cierre debido a su ubicación alejada de centro de la ciudad. Eso sí, existen mitos sobre situaciones paranormales asociadas al lugar.
7. BETHLEM ROYAL HOSPITAL
Fundado en 1247 en Bishopsgate, Londres y pensado para atender a las personas con enfermedades mentales. Los monjes de la Orden de la Estrella de Bethlem decidieron asumir la tarea de rescatar de la calle a aquellos que habían perdido la razón, cobijándolos en este asilo, el primer centro de salud psiquiátrica conocido en Europa.
Pero esto no duró por siempre, de hecho, cambió radicalmente.
En el siglo XIII, poco o nada se sabía de la salud mental. Los enfermos psiquiátricos eran tratados como poseídos o endemoniados, y la sociedad creía que su dolencia era un castigo, divino o demoníaco, por sus pecados. Por ello, todos los pacientes, independientemente de su cuadro, recibían el mismo tratamiento motivado por el desconocimiento y el miedo. Encadenados, encerrados o esposados, los internos sufrían constantes palizas y castigos diarios durante los primeros años del Bethlem Hospital, pronto rebautizado popularmente con el nombre de Bedlam, “casa de locos en español.
La sociedad londinense comenzó a conocer la realidad del Bethlem Hospital en 1598, cuando el ayuntamiento de la City encargó un estudio sobre su funcionamiento. ¿Las conclusiones? Un lugar no apto para ser habitado por seres humanos, sucio y repugnantemente mantenido. Aunque eso no significó ningún cambio. El rey Jaime I nombró a un nuevo gestor, Helkiah Crooke, que únicamente se preocupó por robar todas las donaciones que el hospital había recibido y a obligar a los enfermos a pagar por la comida con un lógico resultado: el que no podía pagar, moría de hambre.
Una nueva inspección llegaría de la firma del rey Carlos I en 1631. Un aparente soplo de humanidad, puesto que de ella se derivó la contratación de un cirujano, un médico y un boticario, los primeros facultativos que pisaban el centro desde su inauguración. Se decidió incluso trasladar las instalaciones a otro lugar, un nuevo palacio aparentemente más salubre y adecuado. Aunque, ¿fueron esos los motivos? Parece que no: más tarde, el nuevo centro abrió las puertas al público como atracción turística.
Exacto, igual que un zoo.
Las atenciones médicas seguían brillando por su ausencia y, aunque el edificio fuera nuevo, la suciedad y el abandono pronto se instalaron en sus nuevos pabellones, ahora también visitados por londinenses que gustaban de ‘observar’ a los enfermos en su ‘hábitat’, arrojándoles monedas a cambio de bailes o canciones. Incluso se permitía que, si los enfermos no habían dado un espectáculo ‘divertido’, se les pudiera azuzar con varas de madera o se les diera alcohol tratando así de que siguieran ‘actuando’ para deleite del resto. El centro llegó a recibir 96.000 visitas en 1814.
Y el tiempo pasaba. En 1795, rozando ya el siglo XIX, John Haslam fue nombrado nuevo director del psiquiátrico. ¿El fin del horror? En absoluto. De hecho, bajo su dirección se escribió uno de los capítulos más negros de la historia del Bethlem. El psiquiatra ‘recetaba’ mano dura para doblegar a los internos, sometiéndoles a constantes palizas y probando con ellos la terapia de rotación, que consiste en suspender al enfermo en un columpio y darle vueltas durante horas, buscando provocarles el vómito con intención de ‘purgarles’. Además, durante esos años, los cadáveres de los pacientes fueron utilizados para disecciones y experimentos de todo tipo. 4.000 de esos esqueletos fueron encontrados recientemente en una excavación.
Tras la destitución de Haslam, derivada de otro informe de control, el hospital cambió de nuevo su sede. Pero esta vez tampoco supondría un cambio real para los enfermos. El nuevo edificio, inaugurado en 1815, mantuvo las abominables terapias, siguió sin atender correctamente a los pacientes y, para más datos, no sólo es que no tuviera calefacción, sino que tampoco tenía ventanas.
El fin de la cruel y desconcertante historia del Bethlem llegó de la mano del médico William Hood en 1852. El doctor, por fin, asumió y puso en marcha un programa de atención mental que sí buscaba ayudar y sanar a los pacientes. El hospital vivió una nueva mudanza en 1926 y comenzó, por fin, un capítulo de luces en su leyenda. Hoy, el Bethlem Royal Hospital continúa dedicándose a la atención psiquiátrica y es, de hecho, uno de los centros punteros en investigación del mundo. Un museo recuerda los horrores de tiempos pasados, y en sus archivos todavía se guardan legajos con historias que, aunque parezcan sacadas de ciencia ficción, fueron tan reales que consiguen revolver los estómagos de todos los que asoman a sus páginas.
8.HOSPITAL PSIQUIATRICO DE VOLTERRA
Dicho centro ubicado en Toscana, fue uno de los más tétricos y misteriosos que albergó 90 años de historia.
Tuvo su fundación en 1888, el cual estaba destinado para los pacientes con trastornos mentales, siendo un asilo y posteriormente, un hospital de gran envergadura.
No obstante, la fama de este centro no fue nada positiva, al contrario, cada paciente que ingresaba allí, tenía la total seguridad que jamás volvería al exterior.
instalaciones que se usaron como cárcel y cámaras de tortura. El régimen enviaba a este tipo de centros psiquiátricos a personas que no se ajustaban a las normas vigentes. Las mentes revolucionarias, los homosexuales y mujeres que buscaban igualdad se encontraban entre sus “pacientes”.
Después de que el “hospital” fuera clausurado en 1978, la sociedad se quedó petrificada al hallar en su interior un montón de huesos y restos humanos, pertenecientes a la gran cantidad de pacientes que fueron encerrados tras sus paredes. Asimismo, se dice que sirvió como centro para experimentar con personas, exhibiendo la verdadera miseria y degradación humana.
Los pacientes eran sometidos a electroshock, además de que se les ponía en coma inducido por insulina. También eran utilizados para probar la eficacia de determinados venenos y pastillas. Los que corrían con mejor suerte, eran sometidos a terapias brutales que incluían pasar varias horas en tanques de hielo.
El personal de salud maltrataba a tal punto que llegó asesinar a un 30% de la población de pacientes en dicho recinto. ¡Un total escándalo!
En la actualidad, este hospital se encuentra en total abandono y los osados que intentan llegar, sienten las malas vibras al pisar dicho manicomio abandonado.
9. ASILO DE ASTON HALL
Muchos de ellos aseguran haber sido víctimas de experimentos realizados por el entonces superintendente del hospital, Kenneth Milner, quien utilizaba una droga denominada amital de sodio. Hoy se la conoce como "droga de la verdad", porque se le atribuye la capacidad de desencadenar recuerdos bloqueados.
Marianne recuerda una sesión con el doctor donde fue desnudada, obligada a usar una bata blanca y se le dijo que se le harían algunas preguntas. Entonces se le inyectó una droga que la sedó fuertemente.
"Recuerdo que era como estar borracha. Le decía: 'Siento como que me hubiera tomado una botella de gin, como si me hubiera tomado dos botellas'. Me acuerdo que le decía: 'Feliz Navidad doctor'".
Su relato coincide con los de otros pacientes que recuerdan haber sido encerrados en un pequeño cuarto de tratamiento con un colchón en el suelo. Algunos afirman que les ataban las manos antes de inyectarlos.
Según su ficha médica, se les administraba 60mg de amital de sodio.
el hombre que suministraba la droga
Un experto cree que Milner practicaba "narcoanálisis", una terapia usada durante la Segunda Guerra Mundial para tratar a soldados en estado de shock.
Se pensaba que los hombres que experimentaban el horror de las batallas a veces reprimían lo que les había pasado. Y esto transformaba el trauma en parálisis física o depresión.
La psicoterapia tradicional, en la que se les pide a los pacientes hablar sobre sus sueños con la esperanza de descubrir traumas escondidos, tomaba mucho tiempo. Y los soldados necesitaban volver al frente de batalla. Así que los psiquiatras comenzaron a usar amital de sodio, lo que los desinhibía.
El narcoanálisis rápidamente dejó de estar de moda después de la guerra, cuenta Poole, a medida que tratamientos alternativos comenzaron a desarrollarse.
Sin embargo, en Aston Hall se utilizó hasta fines de los 70 y no precisamente en hombres fuertes y maduros como los soldados, sino en niños y adolescentes vulnerables.
El primer profesor de psiquiatría infantil de Reino Unido, Michael Rutter, de King's College London, estaba haciendo su práctica por esa época. Ese tratamiento, cuenta hoy, no era una práctica común.
Pero el antiguo superintendente murió en 1975 y se llevó con él todas estas acusaciones.
Sin embargo, su familia pone de ejemplo a otra paciente que le pidió a Milner voluntariamente ser tratada con la droga de la verdad en la década de 1950. Ella lo describe como "maravilloso" y asegura que el tratamiento la ayudó a seguir viviendo.
Cualquiera sea la verdad, casi todos los pacientes con los que conversamos coinciden en que Milner les hacía preguntas muy personales y sexuales durante el tratamiento.
https://dossierinteractivo.com/5-hospitales-psiquiatricos-tetricos-del-mundo/
https://www.20minutos.es/noticia/1644196/0/fotos-maletas/pacientes-muertos/hospital-psiquiatrico/
https://www.bbc.com/mundo/noticias-36837018
https://en.wikipedia.org/wiki/Whittingham_Hospital
https://hiramnoriega.com/4123/the-town-of-light-historia-real-hospital-psiquiatrico-volterra/