Marruecos fue en 2019 la clave de la inmigración en España, recortada a la mitad por el taponamiento de las salidas en el Mediterráneo, y este año lo está volviendo a ser, pero para disparar la ruta a través de nuestro país como primera autopista de entrada del flujo de irregulares a la Unión Europea. La puerta esta vez son las Canarias.
Las acusaciones de «chantaje» contra el régimen de Mohamed VI han sido inmediatas. Pero remitir lo que parecería la enésima orden de «abrir el grifo» a las meras ansias económicas de Rabat sería simplista. La inmigración, apuntan los expertos, estaría siendo utilizada en estos momentos más bien como palanca para empujar al Gobierno de Pedro Sánchez a no interponerse en los planes del palacio real alauí sobre el Sáhara Occidental, recientemente bendecidos por EE.UU con el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre la excolonia española
Pero más allá del tablero exterior, la repentina permisibidad de Mohamed VI con las pateras tendría un profundo calado interno, en tanto está facilitando una vía de escape a sus jóvenes, desesperados por la superposición de la crisis económica y la pandemia, lo que es tanto como decir que el Rey está intentando apartar el riesgo de un estallido. «Marruecos está cerca de las huelgas de pan que agitaron las «primaveras árabes», es una olla a presión que necesita una válvula de salida... », plantea como hipótesis David Moya, profesor la Universidad de Barcelona y codirector científico del Anuario de la Inmigración del Barcelona Centre for International Affairs (Cidob).
Los datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) dependiente de la ONU reflejan que el 7 de noviembre, la ruta que une África occidental con España se situó como principal coladero al sobrepasar por entonces los 30.500 que acumulaba Italia. A finales de esta semana la brecha se ha agrandado, y mientras el país alpino va por las 33.312 incursiones, la cuenta española suma ya 39.909. De ellos, la estadística del Ministerio del Interior a día 15 es que 20.452 accedieron por Canarias y «aproximadamente la mitad» -según la comisaria europea también de Interior, Ylva Johansson- son de Marruecos. En las embarcaciones fletadas desde su costa atlántica también han viajado miles de argelinos y subsaharianos. Destaca la lanzadera de Dajla, a 500 kilómetros del archipiélago por mar.