Astérix y Tintín, entre los más de 4.700 libros infantiles destruidos en Canadá por “ofender” a los indígenas
Una comisión escolar de Ontario, que gestiona 30 planteles, quemó las obras o las envió al reciclaje bajo el argumento de combatir los estereotipos negativos hacia los grupos autóctonos y favorecer la reconciliación con estos pueblos.
Destruir libros no es una práctica exclusiva de fanáticos religiosos o de regímenes totalitarios. La comisión escolar Providence, responsable de la gestión de 30 planteles católicos y de lengua francesa en el suroeste de la provincia canadiense de Ontario, quemó o envió al reciclaje poco más de 4.700 obras de sus bibliotecas, de acuerdo a una investigación de Radio-Canadá. Las autoridades de dicha comisión escolar señalaron que sus contenidos eran “desactualizados e inapropiados”, ya que presentaban estereotipos negativos de los pueblos indígenas canadienses. La decisión tomada sobre estos libros, aseguraron, forma parte de los esfuerzos para favorecer la reconciliación con estos pueblos.
La cadena pública tuvo acceso a un documento donde aparecen los títulos eliminados y los motivos evocados. La tarea estuvo a cargo de miembros de la comisión escolar y de un grupo de “acompañantes indígenas”. El comité halló que estos libros mostraban, entre otros puntos, recuentos históricos erróneos, imágenes racistas y discriminatorias, sexualización y trato irrespetuoso a prácticas culturales. También eliminó los que contenían los términos “indio” y “esquimal”, considerados peyorativos desde hace varios años. Entre las obras destruidas figuran ejemplares de Astérix y Tintín, así como enciclopedias, novelas y cuentos dirigidos al público infantil. En total, 155 títulos distintos no aprobaron las pruebas del comité.
Pese a que la mayoría de los libros fueron enviados al reciclaje, algunos ardieron por las llamas. Un vídeo que también obtuvo Radio-Canadá muestra una ceremonia realizada en 2019 donde, tras la acción del fuego, las cenizas de estas obras fueron utilizadas como abono para plantar un árbol y así, “convertir lo negativo en positivo”. La autora de la grabación es Suzy Kies, integrante del comité de revisión y citada como una “guardiana del saber autóctono”. Estaban contempladas ceremonias similares en las diversas escuelas, pero la pandemia frenó el proyecto.
El ministerio de Educación de Ontario señaló en un comunicado, tras el eco de la noticia, que la selección de las obras en las bibliotecas es responsabilidad de cada comisión escolar. Figuras de la academia y la cultura se han pronunciado sobre la destrucción de estos libros. El periodista y escritor quebequés André Noël ha sido uno de los autores afectados, ya que su novela infantil Trafic chez les Hurons (publicada hace 20 años) fue incluida en la lista del comité. Noël escribió en Twitter: “Su destrucción me sorprende y me parece excesiva”. Dijo que lo sucedido en las bibliotecas de las escuelas de Ontario merece un debate, pero que esta controversia puede distraer y dejar de lado problemáticas más urgentes para los grupos autóctonos, tales como las dificultades para tener acceso al agua potable en algunas reservas y las reivindicaciones territoriales. Cabe señalar que algunas de las obras eliminadas fueron escritas por autores indígenas. También, por medio de las redes sociales, la etnóloga Isabelle Picard (perteneciente al pueblo huron-wendat) se dirigió a Suzy Kies: “La reconciliación, querida señora, ciertamente no sucederá de esa manera”.
La noticia sobre el funesto destino de estos libros ha aparecido en plena campaña electoral federal. La reconciliación con los pueblos indígenas figura como un elemento de importancia en los mítines y plataformas de los partidos. Cabe recordar el hallazgo en meses recientes de más de 1.200 tumbas sin marcar en terrenos de antiguos internados para niños autóctonos; un descubrimiento que cimbró al país. Erin O’Toole, jefe de los conservadores, señaló este martes: “Es posible retirar libros y cómics sin quemarlos, pero hay que tener un enfoque respetuoso de los temas de la reconciliación y de nuestra historia”.
Si os creíais eso de quemar libros era cosa del pasado, os equivocáis, ahora bajo la etiqueta que me ofende, intentan censurar y prohibir libros. Vamos hacia una nueva edad oscura, y no es la edad media.