La posverdad y el posmodernismo
Vengo a presentaros, con un ejemplo traído de primera mano, un tema tan peliagudo que siento una profunda pena cuando pienso en él. La raíz de este tema está ahí desde el principio de los tiempos, pero se ha agudizado en estos últimos años con las corrientes filosóficas posmodernistas que surgieron después de la Guerra Fría, y la consecuente negación del valor de la ciencia por parte de ciertos segmentos poblacionales.
Antes de nada, dejemos algo claro: el posmodernismo y los movimientos que nacen de él, tienden a ver la realidad como una construcción humana totalmente subjetiva, en la cual la realidad objetiva y tangible es inexistente, por lo que todo está permitido, cada uno puede tener su propia verdad, y la apelación a la emoción se halla a la orden del día. Es un pensamiento muy humanizador de la realidad, donde otorgamos libertad hasta al mismo tejido de la misma. Pero no nos equivoquemos: casi cualquiera con cierta noción de ciencia y filosofía reniega del posmodernismo, por lo que éste ha quedado relegado más bien al ámbito del arte (donde sí considero que tiene un papel interesante).
El problema es que esta actitud de libertad mental absoluta, no ha muerto del todo. Siguen habiendo muchas personas que reniegan del método científico, que se centran más en una versión idealizada de la realidad antes que en una realista, y que actúan en consecuencia de ello (normalmente, con resultados muy pobres). El sector progresista se ha visto muy impregnado de gente de este estilo, y esta está siendo en gran medida, la causa de que algunas dialécticas progresistas caigan en picado, tomando realidades subjetivas personales como verdaderas, y renegando completamente de la verdad formal, analizable desde la lógica y corroborable desde la aplicación del método científico.
¿Qué tiene esto que ver con el progresismo? ¿No sucede también en el sector conservador?
Por supuesto que sucede. Trump es un perfecto ejemplo de mandatario que da uso del a posverdad a toda costa, haciendo una negación total y absoluta de la ciencia, dejándose llevar por las emociones antes que por la razón, y no contribuyendo en debate alguno que pueda legitimar sus acciones en un plano ético. Tampoco escucha los argumentos que se han lanzado en contra de muchas de sus medidas (véase el muro), que demuestran (y hasta formalmente y con datos) como algunas de estas medidas carecen de sentido, cómo son un problema económico, y el daño social que pueden causar. Pero nada de eso importa: a la posverdad no le importa lo que la lógica dicte, ni lo que los números indiquen. Lo único que importa ahí es tu verdad personal.
Pero es que los conservadores siempre han sido así. El miedo a lo desconocido es lo que impulsa a todo este amplio árbol de conductas, y por tanto, esa sentimiento de rechazo inicial, es el pilar sobre el que sustenta toda esta ideología. El progresismo no. El progresismo busca igualdad, mejores condiciones y una mayor liberación del individuo, no sólo por el ideal de "ser libres", sino porque una sociedad más igual, es una sociedad donde habrá menor incentivo de haber crímenes, donde habrá menos tensión entre diferentes razas y culturas, y donde se podrá concluir una sociedad más justa y capaz de enfrentarse junta a los problemas que vayan surgiendo. Es por eso que siempre ha sido el lado de "los intelectuales" de cada época, porque resulta bastante lógico que el progresismo bien implementado, implica mejoría tanto sobre la sociedad como conjunto, como sobre cada individuo.
Ahora, las tornas se han cambiado. La izquierda (especialmente la social) ha abandonado los argumentos formalmente correctos, el apoyo incondicional a la razón que siempre sentó sus pilares ideológicos, y ha adoptado las costumbres de sus antónimos por excelencia. No voy a generalizar y de hecho aclararé que no considero que siquiera la mayoría de la izquierda lo haya hecho, pero sí hay una parte importante de la izquierda que está cayendo en este camino. Y el ejemplo más bestia y problemático de implantación de posverdad en la izquierda, es en el feminismo radical.
Un ejemplo vale más que mil palabras
Quiero poneros un ejemplo claro de este feminismo radical que tanto se ha dejado llevar por el posmodernismo. Pero antes, comenzaré aclarando algunos puntos que son cruciales para comprender esto que me sucedió ayer lurkeando Twitter, que es lo que denomino, la gran diferencia entre el feminismo (a secas), y su vertiente radical.
¿Qué es lo que se os viene a la cabeza cuando una feminista moderada os cuenta la necesidad de la sociedad por el feminismo? Seguramente os imaginaréis unos argumentos bastante sólidos que apuntan a lograr los siguientes objetivos:
- Abolir la condición hipersexualizada de la mujer.
- Abolir los techos de cristal en aquellos lugares donde los haya.
- Reducir o acabar con las violaciones.
- Acabar con la violencia doméstica de forma bidireccional.
- Igualdad en condiciones y oportunidades laborales.
Hay razones de peso por las que cada uno de estos puntos tiene su sentido, y ni tan siquiera requiere de mucho debate llegar al por qué de cada uno. Pero...
... ahora imaginaos a una radfem defendiendo el feminismo. ¿Qué es lo que se os pasa por la cabeza? "Todos los hombres son potenciales violadores", "todo el mundo es machista", "los micromachismos matan", "vivimos en una cultura de la violación", "si eres hombre no puedes opinar sobre el feminismo", "no puedes ser un hombre feminista, sino 'aliado' feminista", "los hombres nos estáis matando".
Yo creo que aquí todos o casi todos somos conocedores del por qué gran parte de este argumentario no es formalmente correcto: manipula premisas, generaliza a tutiplén, cae en la falacia de asociación, apela a la emoción... Esta es la viva imagen de cómo un movimiento inherentemente bueno, se convierte en un discurso del odio, en un movimiento que separa más que une, que no reconcilia posturas, sino que sólo cambia el sentido de la discriminación en lugar de tratar eliminarla. No me meteré en las causas psicológicas que llevan a mucha gente a apoyar con tanta radicalidad movimientos como éste, pero creo que casi todos os las podéis imaginar.
Os voy a dejar una conversación que tuve ayer, y os dejo que saquéis vuestras propias conclusiones:
Eso es todo. ¿Cuál es vuestra opinión sobre este tema? ¿Qué opináis de la conversación, tan típica de Twitter? ¿Qué es lo que debe hacer el progresismo para salvarse de esta lacra de pensamiento que además de inútil, sólo nos separa cada vez más?
Nota: si bien la idea inicial es hablar de este problema de la distorsión de la realidad, y la particular abolición del razocinio como medio para llegar a ella que algunos sectores están teniendo, también acepto críticas a todo lo expuesto aquí, mis tweets (muchos perfectamente criticables). Pero mantengamos las formas.