Buenas noches,
Os aviso de que acabo de llegar a casa y no me ha dado tiempo a leer las respuestas, así que luego las leeré cenando tranquilamente. Después de la noche de la jugarreta de la magnífica amiga y el momento de lucidez de mi pareja, al día siguiente me puse manos a la obra y recogí toda la ropa y objetos "de valor" en cajas para llevárselas a casa de la susodicha.
Estuve a un pelo de cometer una atrocidad y quemarle recuerdos o incluso prendas, pero haciendo caso a varios MP me controlé por si era todo una trama "feminazi" para corroborar que soy un sicopatico o similar.
El caso es que La misma tarde/noche se puso en contacto conmigo ELLA, para decirme —no que lo sentía—, pero sí que tal vez "se hubieran pasado un poco" con lo del mensaje en la puerta.
El caso es que al día siguiente vino a mi casa y tuve la oportunidad de hablar con ella sobre su sobrereacción a que yo le dijera que estaba rallado... y bueno, la situación se volvió más surrealista si cabe.
Le expliqué que desde el día en que introdujimos a la otra persona en nuestra relación, había estado rallado pero que no le había querido contar nada para no preocuparla, que sería algo temporal que se me acabaría pasando conforme pasara el tiempo, y que ni mucho menos fue así. Le dije que desde que introdujimos a una tercera persona en la relación había pasado a verla de otra manera... con otros ojos.
Y aquí es donde viene la bomba: su respuesta es que a ella le pasó exactamente lo mismo que a mí, y que igualmente no me había querido decir nada. Porque está enamorada.
Sí, señores. Que está enamorada del otro. Y que el otro, por supuesto (y como veo normal), le ha dicho que no quiere entrometerse en nuestra relación. Que aquello fue lo que fue. Un servicio.
Está enamorada del otro, y por supuesto, la pena infinita que siente la convierte en ira y frustración hacia mí, porque según me dice, YO tengo la culpa de que se haya desencadenado ese sentimiento en ella.
Al parecer el tercer implicado (gracias, por cierto), cuando se olió el pastel decidió cortar toda comunicación con ella para evitar que se llegara a situaciones como esta. Y supongo que, de forma muy racional, optó por no ponerse en contacto conmigo para que no se armara la de San Quintín.
El caso es que cuando me estaba contando eso me sentí absurdamente pequeño. Absurdamente estúpido. No sabía ni dónde meterme ni qué decir. De hecho, le dije que necesitaba pensar, que me diera un rato, que se acostara si hacía falta, que yo necesitaba un par de horas. Estaba tan bloqueado que lo único que se me ocurrió fue echarme una partida al LoL. Absurdo y lamentable.
Pasado un rato lo único que podía pensar es que no sólo le había regalado el coño y la boca a la polla de otro, si no también su corazón. Y entonces mi desidia se convirtió en ira.
Le pegué un puñetazo tan fuerte a la puerta que le hice un agujero (y por supuesto, me jodí los nudillos). Ella se asustó y sin decir nada cogió sus llaves y se fue. La llamé para decirle que no se asustara, que no tenía intención de hacerle daño, que simplemente había sido una reacción espontánea de frustración... a lo que me dijo que su amiga (¡LOL!) ya se lo había advertido.
Llevo desde entonces sin hablar con ella. Con sus cosas metidas en caja, y con un agujero en la puerta de mi habitación.