ANTECEDENTES.
En frente de mi casa, en la calle de atrás, hay un edificio de tres plantas. En el mismo vive una familia que consta de un anciano y sus dos hijas cada una con sus maridos e hijos, es decir tres generaciones, pues los hijos son grandes. Entre ellos poseen en torno a 12 coches, no es broma, pues cada uno tiene un coche y luego además dos todoterreno, dos westfalia y una autocaravana enorme.
Utilizan diversas estrategias para copar casi un tercio del aparcamiento de la calle, que poseen como si fuera propio, y en más de una ocasión intervienen cuatro miembros para sacar una caravana ( tienen además un garaje gigante) dejar un todoterreno en la puerta del garaje y mover los coches que necesiten, aglutinando todas las plazas que se les antoja y con holgura. Esta picaresca a mi en lo personal me suda la polla, yo no aparco en es calle, pero si retrata como son. El cabecilla ( marido de la hija mayor del anciano que sería como el testaferro) es un tipo de unos cuarenta y muchos pero muy vivo, despierto, deportista, y en apariencia jovial, se comporta como un líder de facto, pues el otro hombre ( marido de la otra hija) tiene una tendencia al calzonismo muy marcada, sin que el cabecilla sea un dechado de poder tampoco, es simplemente un 0.003 más testosteronico.
EL SUCESO.
Por circunstancias de la vida he tenido que hospedar a mi hermana y a mi sobrina ( dos años y medio) en mi casa. Además está mi hija que tiene casi tres años. Anoche a las diez y media, hicieron una operativa de movimiento de coches, sacaron la mole que además hace un ruido de la leche y se queda accionado un pitido constante y odioso, el que hacen los vehículos de obra al ir marcha atrás; junto a esto, arrancan también la westfalia cuyo motor recuerda a un Tiger IV, y uno de los todoterreno, y los dejan con los motores arrancados como diez minutos.
Todo ello regado con bocinazos aleatorios, conversaciones en voz alta, ajetreo, etc. Esto lo hacen con harta frecuencia, una o dos veces en semana y en ocasiones a las doce de la noche.
Mi mujer y mi hermana estaban muy molestas, las niñas dormían y el ruido excesivo prometía desepertarlas, y como estaban desaforadas les he dicho, métanse adentro que yo lo gestiono.
Interperlo al cabecilla desde mi balcón y con algo de brusquedad, pero sin faltar, le pido que pare ya con los coches, que el ruido es muy molesto.
Se ha puesto como una furia y me ha dicho que soy un hediondo y un gilipollas y que a mi “señora” la respeta y a mi hija también pero que yo soy un hediondo.
Ellos aparcan muchas veces varios coches debajo de mi balcón y si bien es cierto que yo tiro las colillas por el mismo, donde aparcan no se puede, es una acera y tiene línea amarilla.
Ha salido el viejo y se ha encabritado también, con su yerno, y se han puesto los dos a gritarme y a insultarme a lo que yo he ido replicando con tranquilidad, pero en voz alta, que yo podía ser un hediondo pero que ellos dejaran de hacer ruido y respetaran el sueño de las niñas, y que si yo era ese hediondo que dejaran de aparcar donde no se puede.
Esto es en resumen la argumentación de la trifulca, hubieron más voces, más gritos, más locuras, pues se asomó toda la familia y en un momento dado había seis personas confrontando contra mi.
Bueno yo les he cantado las cuarenta y ahora estarán alzados contra mi,
Acudo a vosotros para valorar vuestras opiniones.