Era un adolescente de 16 años cuando pisó el trullo por primera vez tras ser detenido por un robo en el barrio del Zaidín de su Granada natal. Una mecha encendida que se apagó tras sumar 36 años a la sombra por deserción militar, delito contra la salud pública, robo, quebrantamiento de condena, contra la seguridad del tráfico y falsificación de documento público, entre otros cargos.
A los 28 años participó en un violento motín que se desató en 1978 en la prisión granadina de Albolote. Nunca ha sido un ejemplo de reinserción. Protagonizó ocho intentos de fuga y rompió la libertad condicional en diversas ocasiones. En 2003 se le concedió un permiso de salida del que no regresó y estuvo fugado tres años en los que cometió nuevos delitos. Según distintas sentencias judiciales, el 21 de junio de 2006, junto con tres cómplices, amenazó con una pistola a un hombre que regresaba a su casa. Unas maneras violentas que también exhibió el 1 de enero de 1997, cuando junto con un cómplice retuvo a un padre y su hija haciéndose pasar por policía. Una vez en la vivienda, los amenazaron con armas para que abrieran la caja fuerte.
Delito tras delito fue condenando su vida, hasta que su caso se convirtió en noticia. Una lucha mediática encabezada por su hermana Encarnación, que aún se afana en defender su inocencia en entrevistas y conexiones en directo. La mujer que ha llevado el peso de un indulto que ahora se cuestiona esgrime la situación económica de su hermano para defender su inocencia. Una argumentación en la que no duda en deslizar que si su hermano hubiese sido un atracador «se habría arreglado la boca».
Entrevistas y conferencias
La vida de Montes Neiro tras abandonar la prisión hace casi un año ha transcurrido entre comparecencias de prensa, entrevistas, conferencias sobre el sistema penitenciario —un día después de su arresto debía impartir una en Sevilla— y la presentación del libro que recorre su vida. Aunque al recuperar su libertad confesaba a este periódico que quería convertirse en un maestro ceramista y ayudar con ello a jóvenes con problemas, parece que no ha llegado a desarrollar su arte.
«Tenemos seguridad al cien por cien de que es inocente porque nosotros vivimos su situación, estamos con él y vemos que tiene muchas necesidades», explicaba su sobrina, Cristina Fernández, que dice que la familia, que reside también en la provincia de Málaga, le lleva a él y a sus hijas comida de Cáritas una vez a la semana.
«Tuvo que empeñar un anillo para pasar la Navidad», señala su hermana, que recuerda que estaba «agobiado» por las circunstancias económicas, especialmente por los dos meses de alquiler que debía. Según su familia, Montes Neiro vivía últimamente de la ayuda de 400 euros y de los murales en barro que hace, y ahora estaba esperanzado a obtener alguna ganancia del libro sobre su vida que salió recientemente publicado y que publicitaba en una librería de Málaga unos días antes de ser detenido.
«El profesor»
Los gritos de inocencia que lanzaba el viernes, al filo de la media noche, al abandonar los Juzgados de Marbella por su presunta implicación en el robo de casi cuatro millones de euros en joyas, quedaron silenciados por los detalles desvelados ayer por los mandos policiales. Montes Neiro supuestamente formó parte del aparato logístico con el que se pretendía dar salida al botín y los investigadores señalaron que hay pruebas —grabaciones en vídeo y pinchazos telefónicos— de las reuniones que mantuvo con los otros miembros de la banda. Aunque inicialmente se le acusa de receptación, los agentes creen que también se le podrá acusar de asociación ilícita.
«No nos interesa, es libre de decir lo que quiera», señaló el jefe superior de Policía en Andalucía Oriental, Francisco Arrebola, sobre las acusaciones de Montes Neiro y su abogado, para apuntar que los atracadores contactaron con el indultado por sus conocimientos para vender el botín: «Le llamaban ‘El profesor’, lo que demuestra su importancia».
Neiro ha vuelto a tropezar con la misma piedra, aunque esta vez ha logrado esquivar la cárcel. «Este es el mejor ‘palo’ que ha dado. Se va a forrar de plató en plató», lamentó un agente.