#14661 Igual no te ayuda mucho, pero a mí me salvó el gimnasio y cuidarme. Los pequeños detalles: arreglarme aunque no tuviese ganas, establecer una rutina de cuidado facial por las mañanas y las noches, centrarme en mis necesidades y no en las ajenas, cambiar mi propio lenguaje y cómo me hablaba a mí misma, empezar a utilizar frases en positivo, etc.
Salir de ese círculo tóxico y vicioso en el que entra la cabeza, salir de la zona de confort. Parece una gilipollez, pero funciona. Desde que te empiezas a centrar en ti, en complacerte tú, en quererte..., va disminuyendo la atención que prestas a los demás. No te digo que llegues al egoísmo, pero sí buscar un equilibrio. Piensa que no eres salvadora de nadie, y en caso de que alguien necesite tu ayuda, si no estás tú bien, ¿Cómo pretendes ayudar?
Cierto es que yo invertí mucho tiempo y dinero en terapias, pero es una de las mejores decisiones que he tomado. Y por supuesto, probé con varias psicólogas, y cada vez estoy más convencida que no todo vale. Es decir, si tienes que probar con varias hasta dar con "la que da con tu tecla", hazlo.
Habrá días que tengas ganas de irte a la mierda, de desistir, pero es parte del proceso. En lugar de desilusionarte y pensar que no te sirve de nada, piensa: "Seguro que tengo mis frutos aunque ahora no los pueda ver con la claridad que me gustaría".
La mente es cómoda, si no rompes tu rutina, evidentemente no habrá cambios. Pero tiene que llegar el día que hagas "clic" y digas, no, la mente no me controla, la controlo yo a ella.
Todo llega y realmente se puede salir, aunque sin bajar la guardia. Ánimo!