#15510 muy cierto esto.
Creo que hay muchas circunstancias en la vida que te enseñan mucho más que las relaciones de pareja pero hay que decir que se aprende mucho de ellas. Sobre todo de uno mismo y cómo te relacionas contigo.
Yo, antes de esta relación, pensaba que estaba más "fuerte" y trabajada de lo que creía. Ahora, en perspectiva, veo que no era tan así... O sea: no es que mi última relación fuera un suplicio, porque fui muy pero que muy feliz. Pero sí es vdd que, reflexionando, he visto que pasé cosas por alto que, CREO, si me tuviera a mí misma como prioridad (no en el sentido egoísta, sino de valorarse más a uno mismo), no las hubiera pasado. La puse en un pedestal, era uno de mis prioridades y luché contra viento y marea por la relación. Y no lo digo en plan victimista, porque al fin y al cabo, sólo nosotros decidimos estar con alguien. Nadie nos obliga a tener una relación con otra persona.
Hay algo peor que la soledad (no hablo de la absoluta, hablo de la parejil): es creer que jamás nadie podrá quererte igual y es creer que, después de "x" persona, nada tiene sentido o nadie te valorará de la misma manera. La vida, también te pone en tu sitio, y ves que la pareja no siempre es ese refugio perfecto. Es una persona con la que compartir tu felicidad; no la cosa que ha de solucionar todos tus problemas personales. O lo que te va a dar, por fin, la respuesta a ciertas carencias.
Después de un ruptura, y lo que aún me falta por sanar, lo que veo es que sigo respirando, sigo teniendo proyectos personales y sigo teniendo a gente que se preocupa por mí. Y lo importante: la gente está ahí mientras está. No tiene sentido darle tantísimo valor, cuando en realidad las circunstancias son las que definen a esa gente. No si es tu pareja, tu amigo o tus padres. La gente se define por sus actos, no por el lugar que tenga en tu vida.