Yo ya no sé qué pensar de este país.
Matan a una política. La mitad de la gente, nos guste o no, se alegra de que se la carguen. Y sólo oigo a todo el mundo hablando de si está bien permitir que la gente exprese lo que siente respecto al asesinato, en lugar de plantearse cómo cojones hemos llegado al punto de que gente normal y corriente, BUENA GENTE, sienta cierta sensación de justicia kármica al ver a un político acusado de corrupción muerto de tres balazos.