Mujer policia Española destinada a Timor

De servicio a 15.000 kilómetros
M.S.B. / Burgos - lunes, 18 de febrero de 2013
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La agente burgalesa del Cuerpo Nacional de Policía María G.E., casada y con dos niñas pequeñas, ha pasado dos años y medio en Timor Oriental dirigiendo, bajo mandato de la ONU, la Unidad Nacional de Personas Vulnerables
En 2009 María G.E. tenía la vida ‘encarrilada’. Podría decirse que ‘cómoda’. Ella es una agente burgalesa del Cuerpo Nacional de Policía (CNP), casada con un miembro de esta misma institución y ambos destinados en Burgos, tras varios años dando vueltas por España. Son padres de dos niñas de corta edad.
Ese mismo año se comprometió a trabajar 12 meses (2010) en Timor Oriental bajo mandato de Naciones Unidas. Luego le fue solicitado a España su continuidad de seis en seis meses. María aceptó tres peticiones, hasta completar dos años y medio. ¿Valiente? ¿Inquieta?
Sin duda esta policía nacional es una mujer inquieta y valiente. Y tiene una marcada vocación de servicio, de sacrificio y de aportar lo mejor de sí donde las cosas están peor. El uniforme, para ella, representa mucho más que un trabajo; también un compromiso.
En la capital de aquella media isla del sudeste asiático, Dili, dirigió la Unidad Nacional de Personas Vulnerables (maltrato a mujeres y niños, agresiones sexuales, tráfico de seres humanos, pederastia...), de la que dependen además 13 unidades distritales repartidas en cada uno de los 13 distritos del país. A su mando estuvieron un total de 31 agentes internacionales y 87 timorenses.
Echando la vista atrás, se muestra muy satisfecha por lo aportado, aunque reconoce que el joven país, tanto en cuestiones materiales y de servicios públicos como de respeto a las leyes y los derechos de los ciudadanos, está muy atrasado y ha avanzado muy poco. «Sobrevive de la ayuda internacional. Recibe mucho dinero, pero a la gente le llega poco. La situación ahora está tranquila, pero los ciudadanos no están contentos, y las relaciones entre el ejército y la policía son tensas», resume.

Formar y supervisar

La labor de la policía burgalesa en el antiguo Timor portugués (hasta 1975) y luego indonesio (hasta 2002) consistió en formar y supervisar a los agentes nativos tanto en los aspectos legales y administrativos como humanos a la hora de afrontar la atención a las víctimas y las investigaciones. «Mensualmente se informa de una media de diez casos de agresión sexual a menores, cuyas víctimas en muchos de ellos no superan los diez años de edad», apunta esta burgalesa, quien en 2011 en la revista Policía añadía que Timor Oriental «es el país más pobre de Asia y su población ha atravesado por dramáticas situaciones de crisis, guerras y ocupación... La miseria del país es, por otro lado, caldo de cultivo para pederastas extranjeros, fundamentalmente europeos y australianos que viajan con visado de turista y con el único propósito de mantener relaciones sexuales con niños/as de muy corta edad a cambio de unos pocos dólares americanos (la moneda oficial de Timor Oriental)».
Trabajar contra ese problema y formar a agentes timorenses para que continúen la labor es una de las líneas de trabajo de Naciones Unidas allí durante los últimos años y en la que trabajó sin descanso, con satisfacciones y frustraciones, María G.E.

Tan lejos de la familia

Cuando alguien deja su vida ‘cómoda’ y occidental y pone miles de kilómetros de por medio para ayudar a otros menos favorecidos solemos tildarle de «héroe». Algo normal no es, y menos teniendo dos niñas que hoy cuentan 5 y 6 años.
A primeros de 2011 María G.E. iniciaba así su relato de una jornada de trabajo en el otro lado del mundo: «Suena el despertador. Son las 7 de la mañana y como cada día desde hace medio año amanezco en la habitación de un hotel a más de 15.000 kilómetros de mi hogar, de mi marido, de mis hijas. Doy gracias a Dios por el regalo de un nuevo día y también porque, a pesar de la distancia que nos separa, seguimos unidos. Sin lugar a dudas, son ellos los auténticos héroes de esta historia».
Y cerraba su resumen: «Adriana, Carolina, os tengo presentes cada día que pasa. Gracias por vuestro apoyo. Nos vemos en España».
El apoyo y la comprensión familiares y las nuevas tecnologías de la comunicación permitieron amortiguar esta separación. Cada tres meses de trabajo continuado, María disfrutaba de cuatro semanas libres; en unas ocasiones regresaba a España y en otras su familia la visitaba en Timor o en algún otro país asiático u oceánico. Marido e hijas también se instalaron en Dili durante 4 meses seguidos, por lo que las menores pudieron entender un poco mejor por qué su madre no estaba en casa para llevarlas al colegio, acostarlas, leerlas cuentos o comprarlas chuches.

Muy bien formados

María G.E. lamenta que muchos españoles se queden con la imagen de un agente usando la porra en una manifestación desbordada y desconozcan la gran labor que desarrolla en muchos frentes dentro y fuera de España el Cuerpo Nacional de Policía: «Cierto es que no somos muchos seleccionados para participar en Misiones de Paz (en Timor Oriental había 4), como también lo es que a pesar de la dureza del medio y de lo sensible y sacrificado de la labor que desempeñó, no es posible explicar en pocas palabras el orgullo que siento al representar a España y al Cuerpo Nacional de Policía en una organización como Naciones Unidas, ni la satisfacción de aportar lo mejor de mí misma para la reconstrucción del país más nuevo del mundo: Timor Oriental».
Incide también en «la gran formación, calidad de servicio y deontología profesional de los policías españoles. Otros países mandan muchos agentes, pero menos preparados».
La Unidad de Coordinación Internacional del Cuerpo Nacional de Policía, durante el proceso de selección de candidatos, encontró en María el perfil de un agente con diez años de servicio, un buen expediente, conocimiento de idiomas, capacidad de trabajo en entornos difíciles y formación universitaria de grado medio en Educación Social -experto en Derechos Humanos-.
Rememora esta dura experiencia con orgullo personal, familiar y profesional. Sobre una nueva salida, prefiere dejarlo aparcado por el momento para centrarse en su tarea en la Comisaría de Burgos, en el Servicio de Atención a la Familia, y en ‘devolver’ muchas horas a sus hijas y su familia. Y a buen seguro que ahora será en la isla de Timor donde la echarán de menos.

#23

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