Bernt Herlitz, higienista dental sueco, se asombró al descubrir, tras un examen de su dentadura, que el 80% de los refus que decían ser menores de edad eran, en realidad, mayores.
El buen hombre pensó que era su deber informar al dpto. de inmigración. Poco tardaron estos en despedirle por "brecha de confidencialidad".
Ha habido juicios y esas cosas. El tribunal de Estocolmo, al final decidió en favor de Inmigración -habían contratado a uno de los mejores abogados suecos con el fin de destrozarlo-, y le condenó al despido y a pagar 50 mil dólares de multa.
Pues está bien despedido él no es nadie para romper la confidencialidad.