La misteriosa historia
Esta noche me ha pasado algo que no sé qué que qué se yo.
Ha sonado el timbre a las cuatro. Y bueno, piensas que será un bromista. Pero es que vives en la última puerta del último piso de una finca sin ascensor. Y mis vecinos no son mala gente. Tampoco ha llamado nadie al telefonillo.
Meh-levanto. Toc, toc, toc.
Miro por la mirilla (difícil es usarla para otra cosa). Un mastuerzo al otro lado, y uno que intuyo a su lado y que no puedo ver.
—Policía.
«¿Guadafac?», pienso en perfecto inglés.
Abro, no sin prevenir que me dé un empujón y vaya en busca de no sé qué (¿las drogas?). Con la puerta entornada, veo a un tipo vestido de paisano y con una braga que le tapa la cara (¿Agente Fetiche?). Levanta una placa que le cuelga del cuello. Es más alto que yo, que mido 1,85. Fuertote. Ojos bonitos. Buen paquete.
—Policía. ¿Aquí vive una chica que se llama Ana?
Abro la puerta un poco más. Cara de dormido. El piso a oscuras.
—No, yo soy Hahahahahaha...
—De acuerdo, disculpe la molestia. Buenas noches.
—Buena suerte—, y cierro.
Indudables meditaciones
Luego me he metido en el baño a mear. Pero me temblaban las piernas y el chorro ha tardado en salir. Los tipos hablaban con alguien, no sé si un compañero o un caco o yoqueséquequéséyo. Se han ido y he mirado por la ventana, pero ningún coche patrulla a la vista.
Y luego he pensado en un estado policial donde estas cosas te puede pasar porque sí. Me ha costado volver a conciliar el sueño.
- ¿Os ha pasado algo así?
- ¿La policía no debe dar explicación cuando hace este tipo de cosas?
- ¿En qué supuesto podrían haber entrado sin dar explicación?
- ¿Estoy obligado a recibirles?
- ¿Cómo puedo cerciorarme de que son policías, no mangantes que se han colado aprovechando que el patio estaba abierto?
- ¿Tienen derecho a entrar en una zona común si no se les ha abierto la puerta?