La cifra es dramática y las consecuencias impredecibles. Un millón de niños colombianos menores de quince años no se crían con sus padres aunque éstos estén vivos. Por diferentes razones los abandonan en manos de parientes, amigos o conocidos, y no quieren volver a saber de ellos.
Puede tratarse de jóvenes que quedan embarazadas sin quererlo, o de madres que dejan a sus parejas para convivir con otro compañero y el padre de las criaturas no quiere cargar con ellos, o porque la miseria les empuja a "regalarlo" o venderlo.
El caso es que, según Profamilia -una prestigiosa ONG que estudia el entorno familiar y lo relativo al universo de las mujeres-, ese elevado número de menores de edad está expuesto a un futuro plagado de riesgos por falta de un cariño paternal o maternal.
"Son menores más conflictivos que pueden terminar cayendo en la delincuencia", afirma Gabriel Ojeda, responsable de las cuestiones relacionadas con niños en Profamilia. "Es muy preocupante que haya mujeres que no acepten, por ejemplo, a su último hijo, que lo rechacen" por causas casi siempre relacionadas con la pobreza.
Otros factores determinantes para comprender una problemática que no figura en la agenda prioritaria del gobierno, es la violencia, el maltrato en las familia, los abusos de menores, la falta de horizontes, la ignorancia y, en consecuencia, los elevados índices de embarazo de adolescentes.
"En Colombia el 27% de los niños que nacen no son deseados y eso supone que llegan al mundo 270.000 bebés cada año" sin que sus madres quieran tenerlos, agrega Ojeda.
La extrema pobreza y la falta de oportunidades son algunas de las razones por las cuales las chicas sólo ven en sus bebés una carga demasiado pesada como para soportarla.
Los departamentos más atrasados son también donde el número de niños que sufren esa problemática es mayor. Chocó, en el Pacífico, y Sucre, en el Caribe, figuran entre los primeros lugares de esa triste estadística con un 14 y un 10 por ciento, respectivamente, de menores que crecen en manos distintas a las de sus progenitores.
"Es una forma de acabar con los niños por abandono o negligencia", afirma Isabel Cuadras, responsable de la Fundación Afecto.
Sin expectativas de futuro
Si bien Profamilia aún no conoce la incidencia en las estadísticas de los emigrantes que dejan atrás a sus hijos para buscar un futuro más próspero en países como España o Estados Unidos, diferentes expertos estiman que cada día es mayor y más preocupante. En centros urbanos como Pereira o Desquebradas, en el llamado Eje Cafetero, es evidente la ausencia de los padres y el crecimiento de la violencia.
La psicóloga Gina Vargas, de Profamilia, considera que los niños que crecen sin sus progenitores tienen la autoestima por el suelo, lo que disminuye sus posibilidades de desarrollo integral.
Hace un par de meses, un adolescente sufrió un grave accidente de tráfico en un barrio de Bogotá que le dejó en coma. Trasladado a un hospital, nadie fue a interesarse por él. Alertados por los medios de comunicación, durante tres semanas un rosario de padres se acercaron al centro hospitalario para ver si se trataba de su hijo desaparecido. Al final se supo que era el quinto hijo de la camarera de un modesto asadero de pollos en el sur de la capital, la zona más pobre, que le había perdido la pista años atrás, cuando ella se fue a vivir con otro hombre y al chico no le gustó su nueva pareja. Primero se fue a casa de una tía y más tarde optó por juntarse con otros desarraigados de su edad que habían hecho de la calle su hogar.
http://elmundo.es/elmundo/2007/11/03/internacional/1194110446.html
Normal que luego sean narcotraficantes, chuloputas y asesinos.
Si la culpa es de los padres...