Su escáner no digitaliza euros ni dólares, su programa de edición fotográfica no los reconoce, su impresora dejará un rastro que le delatará, igual que el tivo o g-mail. Aunque no lo crea, a usted también le vigilan
No le pasa nada a su escáner, ni a su impresora, ni al programa de retoque fotográfico. Simplemente no puede falsificar un billete real en el PC, ni siquiera si tiene buenas intenciones o sólo quiere gastarle una broma a un amigo. La industria y la banca han sido esta vez más rápidas que usted. Desde el año 2000 trabajan conjuntamente para evitar que una nueva generación de falsificadores domésticos inunden de euros o dólares falsos el mercado. Para ello han creado sistemas de protección automatizados que hoy se encuentran en el corazón de los programas de diseño gráfico y los drivers de las impresoras.
La voz de alarma la dio la empresa De La Rue, el mayor impresor de billetes del mundo y responsable de plasmar en papel los euros que circulan por nuestras manos. De La Rue fabrica dinero desde el siglo XVIII, pero sólo en los últimos años se ha encontrado con el peligro de que personas equipadas con ordenadores domésticos puedan ser capaces de crear falsificaciones de cierta calidad. Y es que el aumento en la resolución de las impresoras domésticas puede convertir a un usuario con talento en un falsificador en potencia. Las copias que podría generar no tendrían gran calidad, en parte por la dificultad de reproducir las medidas de seguridad holográfica y las marcas de agua que acompañan a los nuevos billetes, pero pueden llegar a engañar a algún que otro incauto que no se fije a la hora de aceptar el dinero.
PHOTOSHOP. A mediados de año, los usuarios del programa Adobe Photoshop CS descubrieron que es imposible abrir una imagen de un billete de dólar o euro en el ordenador. Al intentarlo, el programa advierte que la falsificación de dinero es un delito y redirige al usuario a una página web —www.rulesforuse.com— en la que se le informa qué debe hacer si necesita utilizar imágenes de billetes para un propósito legal. Este sistema, conocido como Counterfeit Deterrence System —CDS o Sistema de Disuasión de Falsificaciones, en español—, no está programado por la empresa Adobe, sino por el Grupo de Disuasión de Falsificaciones del Banco Central —CBCDG, por su siglas en inglés—, un organismo en el que están presentes representantes de entidades financieras de Europa, EEUU, Japón y varios países del G-10, y que lleva cuatro años perfeccionando este programa de detección de imágenes digitalizadas de billetes auténticos. El software del CBCDG se localizó por primera vez en el programa de Adobe, pero está instalado en muchos otros productos de software y hardware. “Varias de las compañías más importantes de la industria de la imagen y la impresión han adoptado el CDS de forma voluntaria”, informaron a Ariadna fuentes del Banco de España. El CDS bloquea el tratamiento de las imágenes pero no rastrea al usuario.
El sistema no es perfecto. Basta tener un poco de ingenio para engañar al ordenador y abrir una imagen de un billete en la pantalla. Utilizando una versión anterior de Photoshop, por ejemplo, un falsificador no tendrá problemas para manipular las imágenes. Tampoco los tendrá si copia y pega el archivo en Photoshop desde otro programa gráfico. El tiempo, sin embargo, juega en contra de los delincuentes. Cada día más empresas se suman a la iniciativa del CBCDG para impedir la falsificación de billetes en el PC. La nueva versión del programa Paint Shop Pro, por ejemplo, también impide abrir imágenes de billetes, y los drivers de las impresoras más avanzadas están preparados para evitar una reproducción fidedigna de los billetes de euro.
Si todo falla, y el falsificador consigue salirse con la suya, aún tendría que superar una dura prueba. Las impresoras láser a color, las que ofrecen más calidad a la hora de imprimir, dejan huella. Cada impresora marca con unos pequeños puntos amarillos —inapreciables a simple vista— el borde del papel, un proceso que se conoce como banding. No se graban con el láser de la impresora, sino con un chip situado junto al cabezal que es imposible desactivar sin inutilizar la impresora. La configuración de esos puntos, impresos en cada centímetro del papel y que pueden verse incluso bajo las letras impresas, permite a los investigadores forenses conocer el modelo de impresora y el número de serie de la misma. En caso de falsificación de dinero, las autoridades pueden llamar a la empresa fabricante de la impresora y solicitar información de la base de datos de clientes. Sólo si el usuario ha registrado el producto es posible unir el número de serie de la impresora a un nombre concreto, pero aun sin estar registrado, esas marcas permiten a los investigadores enfocar la investigación hacia una ciudad o región concreta y rastrear mucho más rápido el origen de la falsificación.
DESDE LOS OCHENTA. En realidad, la identificación de máquinas de impresión no es algo realmente novedoso. Desde mediados de los años 80 todas las máquinas copiadoras y de alto volumen de impresión dejan estas huellas, precisamente para evitar falsificaciones de billetes. Además de dejar estos rastros, también incluyen medidas parecidas a las que utiliza ahora el Photoshop para identificar y evitar la copia e impresión de dinero falso, aunque estos sistemas no se basan en el mismo algoritmo que el CDS instalado en Photoshop y las impresoras domésticas.
La idea de que una impresora espíe a su dueño no ha sentado muy bien a los usuarios. Aunque algunos consideran que es una medida de seguridad aceptable, la gran mayoría mira con desconfianza al sector. Al poco tiempo de hacerse público el sistema de identificación, los foros de Internet se llenaron de críticas hacia los fabricantes, no tanto por incluir este sistema de identificación como por no avisar a los consumidores de que existe. “Me parece bien que se controle la falsificación de dinero, pero ¿quién me garantiza que no se utilizará la identificación de documentos escritos para coartar mi libertad de expresión?”, comentaba un usuario del popular foro Slashdot.
(http://www.elmundo.es/ariadna/2004/213/1103307463.html)
Me parece una auténtica tontería, la gente que quiera falsificar dinero lo va a poder hacer sí o sí, lo único que va a evitar es que a alguien a quien se le ocurra gastar una broma a un amigo, lo pueda hacer.
Por favor, que alguien que tenga el Photoshop (última versión) intente abrir una imagen de un billete, a ver si puede modificarla.