Tempest Storm es una de esas mujeres que se resiste a dejar el mundo laboral. Tiene 80 años y es 'stripper'. En activo. Los años no pasan en balde para nadie, aunque hay quien pone todo su empeño para que se noten lo menos posible.
"Sus manos tiemblan con frustración, golpeadas por la artritis y salpicadas por motas moradas bajo una piel de papel", escribía hace unos días la CNN, que se hizo eco de su historia.
Perfecta manicura, melena roja despeinada, esta antigua actriz sigue desnudándose sobre el escenario, aunque ahora algo más despacio y no con la misma frecuencia. Actuó durante años en el teatro y en diferentes clubes de EEUU y también hizo sus pinitos en el mundo del cine. Su curvilínea figura y su magnética personalidad le auguraban un exitoso futuro, pero al final la fama le vino por otros derroteros.
Adoptó el nombre de Tempest Storm en 1950 y se lo cambió legalmente en 1957. Su historia se recogió en un libro en 1987 titulado 'Tempest Storm: la señora es una vampiresa'. A sus 80 años, ha visto cómo muchas de sus colegas han fallecido o se han retirado, pero ella sigue dando que hablar.
No piensa en la retirada, según confesaba a la CNN. "No, no estoy preparada para dejar mi espectáculo. Tengo muchos fans y ellos se disgustarían". Los productores de su actual 'show' le piden ahora que vaya más rápido, e incluso le han llegado a cortar la música antes de acabar. "Podría no haber una próxima vez", afirma ella.
Oficialmente, se retiró en 1997, pero aún hoy sigue haciendo espectáculos ocasionales y aún recibe peticiones para realizar entrevistas. En su apartamento de dos habitaciones de Las Vegas, el visitante se encuentra con fotos de un joven Elvis, su rockero favorito, y, según dice, ex amante.
Cuenta a la CNN que le conoció después de uno de sus espectáculos en Las Vegas y que se le presentó él mismo. La relación terminó un año después porque el manager de Elvis no aprobaba la relación del cantante con una 'stripper'. Sin embargo, ella no iba a dejar de ser lo que era. Al fin y al cabo, alcanzó la fama quitándose la ropa.
Su profesión le ha permitido conocer a pesos pesados de Hollywood como Frank Sinatra, Dean Martin, Mickey Rooney, Nat King Cole. A lo largo de su vida se ha casado cuatro veces y tiene una hija. No bebe, no fuma, come mucho y sigue la religión evangelista.
"Me siento bien conmigo misma. Y me divierto", asegura. "Me lo paso bien sobre el escenario y al público le gusto. Nadie dijo que haya un momento para abandonar. ¿Por qué parar?".
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/07/16/internacional/1216205289.html