Noelia Vera ya tiene chalet como Irene Montero: pista de tenis y piscina aunque sólo le votaron 93 personas
Una calle estrecha, sin asfaltar, desviada de la carretera. A un lado, muros de piedra y vados privados. Al otro, maleza y un par de coches aparcados en batería, mitad en la gravilla mitad en el campo. En medio, sigue el sendero un par de metros más. Esquivas un par de hoyos, apartas un poco las ramas, y llegas al chalet. Es la nueva casa de Noelia Vera, secretaria de Estado de Igualdad y Contra la Violencia de Género, en Fresnedillas de la Oliva, un pueblo de 1.500 habitantes a una hora de Madrid.
La finca, con piscina, pista de tenis y parcela de 2.759 metros cuadrados, está algo apartada de la localidad, a menos de un kilómetro, en una zona tranquila y de poco tránsito en la Sierra Oeste de Madrid. También de poca afición a Podemos, que recibió sólo 93 votos en las últimas elecciones autonómicas del 4 de mayo.
Noelia Vera (Cádiz, 1985) ha imitado así la estrategia de Irene Montero, ministra de Igualdad, que en verano de 2018 decidió mudarse con Pablo Iglesias a otro chalet en la tranquila localidad de Galapagar, huyendo del acoso continuado en Madrid. La número 2 del ministerio ha hecho lo mismo, y se ha agenciado el suyo propio, de 166 metros cuadrados y una hipoteca de 216.000 euros de la que le corresponde el 50%, según ha publicado OkDiario.
La otra mitad, es de suponer, le correspondería a su novio, con el que tuvo una hija -Abi- el 17 marzo de 2020, tres días después de que se decretase el confinamiento. Según desveló la propia Vera en sus redes sociales, la primera persona que cogió a la pequeña en brazos una vez terminó el confinamiento fue Pablo Iglesias, "su tío", como ella misma lo define. Sin contar la nueva casa, la política posee además cuatro propiedades en El Puerto de Santa María -un piso, dos plazas de aparcamiento y un terreno- y una parcela en Murcia, todas ellas heredadas.
Con un sueldo de 100.602 euros anuales, Vera es la persona que más cobra dentro del ministerio de Igualdad: más que la ministra, su jefa de Gabinete e incluso que el presidente del Gobierno. Antes, sobrevivía con su sueldo de diputada, del que gozaba desde 2016, más los pluses por comisiones y portavocías.
La hipoteca de 216.000 euros les fue concedida por la Caja de Ingenieros. La entidad bancaria favorita del partido y sus amigos. La misma que le concedió el crédito a Iglesias y Montero para pagar el chalet de Galapagar. O a Ione Belarra, próxima líder de Podemos, y a su novio, Nacho. También al diputado de ERC Gabriel Rufián. La Caja de Ingenieros (en Cataluña Caixa d’Enginyers) fue la entidad elegida por los separatistas que decidían sacar el dinero de sus bancos habituales durante el procés.
Pueblo de la NASA
La historia de Fresnedillas de la Oliva, al igual que la de Vera, cambió radicalmente hace seis años, en 2015. Ella empezó el año con una llamada de Pablo Iglesias, que necesitaba a una experta en comunicación -Vera está licenciada en Periodismo y tenía experiencia en La Tuerka- para gestionar los líos fiscales de Juan Carlos Monedero. Lo terminó como diputada por Cádiz.
Por su parte, José Damián de la Peña abrió el 2015 como vecino de Fresnedillas. Nutrido por los vientos de cambio y la marea del 15M, como Vera, cerró el año como alcalde, candidato del partido municipalista Por Fresnedillas, desbancando ocho años de Gobierno del PP. Repitió en 2019, con 511 votos que le dieron mayoría absoluta. IU Podemos se conformó con 49, y no logró representación.
El pueblo, un recogido y pintoresco escaparate de 1.500 habitantes y calles angostas, es conocido, como anécdota, por haber contribuido en las comunicaciones aeroespaciales de la NASA para el Programa Apolo, que llevó a Neil Armstrong a la Luna en 1969. De hecho, "contribuido" es decir poco.
En el momento más crítico de la misión, la vuelta a casa desde el astro, Fresnedillas fue la única estación de la red MSFN -en inglés, red de vuelos espaciales tripulados- con visibilidad de los dos vehículos, ya que las de Goldstone (California) y Honeysuckle (Australia) estaban en "la cara oculta de la Tierra". Todas las comunicaciones con el módulo lunar y sus ocupantes durante el descenso se recibieron a través de la estación del pueblo, clausurada a mediados de los años 80.