La pena de muerte es inherente a la cultura estadounidense, como lo son las armas o sus leyes que se remontan algunas al viejo oeste. Hay estados que donde se practica, y otros donde no, y si te toca uno de los estados "tradicionales", mala suerte.
La pena de muerte en EEUU tiene una razón de ser, y es sencilla:
El crimen violento es parte de su cultura, y lo combaten de dos maneras: Con la policía en las calles, y con el temor del castigo cuando se es encarcelado. No delinque igual alguien que sabe que tendrá una prisión leve, que el que sabe que le condenarán a muerte.
Por otra parte un preso condenado a perpetua es alguien a quien hay que alimentar y mantener hasta el fin de su condena, lo que implica un gasto disparatado al estado. La pena de muerte supone un ahorro económico considerable si se piensa con frialdad, y en EEUU lo que cuenta es ahorrarle los impuestos a los ciudadanos, que a su vez, se acaba traduciendo en votos electorales.
También cuenta la sensación de seguridad que supone a los ciudadanos de un estado concreto, el saber que cuentan con un gobierno federal que condena a muerte a quien comete un crimen. Eso también son votos de ciudadanos contentos.
La gran injusticia de este sistema es que al final, la justicia solo se cumple en proporción directa a la solvencia o cantidad de dinero que avale al acusado. Un ciudadano humilde puede ser condenado a la pena de muerte siendo inocente, de la misma manera que un miserable asesino puede quedar impune al permitirse la mejor defensa.
Llegar a la pena de muerte debería ser un hecho puntual y concreto, para casos terribles donde está repetidamente probada la culpabilidad absoluta del acusado, y sobre todo la total certeza de que volverá a reincidir en sus actos. No puede ser en ningún caso, un acto dependiente de una mala investigación o de un uso habitual en un sistema legal.