La cabeza de Mayte Q. rebobina una y otra vez al 2 de mayo, el día de la madre y el día que recibió una paliza que la dejó inconsciente en el parque Warner de Madrid por defender a su hijo con autismo. Todavía no entiende cómo un hombre “de entre 40 y 50 años” la tomó primero con Jimy, de 11 años, porque tenía prioridad para entrar en las atracciones debido a su discapacidad, y luego con ella, que se acercó a él para explicarle que el niño estaba aterrorizado por sus burlas y a pedirle que, por favor, le dejara en paz. Ahora, atiborrada de pastillas contra la depresión con 38 años, se atreve a hablar con EL PAÍS solo con un objetivo: evidenciar el problema de la incomprensión que sufren las familias de personas con una discapacidad invisible como el trastorno del espectro autista, comúnmente conocida como TEA.
El caso de Mayte, ahora en los tribunales, se ha convertido en la punta del iceberg de un problema que numerosas familias denuncian en el día a día, según cuenta Ana Vidal, coordinadora de la asociación ProTGD Autismo. “Cada día recibimos llamadas o correos de personas contándonos situaciones diversas. Ya no es que la gente mire raro o con pena, es que muchos miran con desprecio. Y eso que es una discapacidad que es más común de lo que creemos”.
Plena Inclusión Madrid, una federación de 118 organizaciones de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo a la que pertenece ProTGD Autismo, explica que estudios epidemiológicos realizados en Europa indican una prevalencia de aproximadamente un caso de TEA por cada 100 nacimientos. En España hay unas 450.000 personas diagnosticadas y se estima unas 60.000 en Madrid. De ellas, alrededor de 6.000 están inscritas en diferentes asociaciones, como Mayte, que pertenece a ProTGD para recibir apoyo con su hijo.
El plan de la Warner lo planificaron principalmente para evadirse. Mayte perdió hace justo un año a su madre y ha estado sumida desde entonces en una inestabilidad emocional aguda por la que ha llegado a perder hasta 15 kilos. Ese día, dos amigas de la infancia le propusieron pasar la jornada en el parque temático ubicado en la localidad de San Martín de la Vega, al sur de la región madrileña, para que se distrajera un poco. Ella aceptó y las tres reunieron a sus seis hijos —dos de cada una— y se lanzaron a disfrutar del día de la madre.
El parque, inaugurado en Madrid 2002, cuenta con un distintivo para personas con discapacidad. Se trata de una pulsera azul con la que pueden acceder a las atracciones a través de colas rápidas, una fórmula pensada para que estas personas, y hasta tres acompañantes, no tengan que esperar en exceso. Por una de ellas entró Jimy. Quería subir a la atracción de Batman, una especie de montaña rusa, y las dos amigas de Mayte decidieron acompañarle. En ese momento, un grupo de hombres le increparon por haberse “colado”, según cuenta la madre de Jimy, sentada en una cafetería de Leganés y aún con los nervios a flor de piel. Ellas explicaron que disponían de prioridad porque el menor tenía una discapacidad. “¿Un mongolito?”, se mofó uno de ellos, haciendo gestos con los brazos. A las burlas le acompañaron unas risas y algunos insultos más, pero el incidente se quedó ahí.
Tras bajar de la atracción, el niño estaba obsesionado “con el hombre malo” y cuando se lo volvió a encontrar después empezó a gritar, fuera de sí. Ese es el momento que Mayte rebobina una y otra vez en su cabeza, porque fue cuando decidió acercarse para mediar. “¿Eres la madre del mongol?”, insistió él, y acto seguido la agarró del pelo y la estampó contra el suelo. Ella se revolvió, se puso de pie, se encaró a él y, de nuevo, acabó contra el cemento, con la mala suerte de que cayó boca abajo y perdió el conocimiento. Las fotos que le hicieron en el hospital —que prefiere que no se publiquen— muestran a una mujer descompuesta, llorando, con el labio partido, la nariz ensangrentada, los ojos morados y una herida profunda en la frente. En el parte médico, además, consta que le detectaron una lesión cervical. Cuando la médico forense del juzgado vio el parte de lesiones, emitió un informe que paralizó el juicio rápido que estaba previsto el pasado día 13. El caso será juzgado por lo penal como delito grave.
Es increíble como aún existe gente tan maleducada e irrespetuosa como para violentar a una madre y un niño enfermo.