Los paraísos y los infiernos fiscales son un mercado más. De hecho es un mercado, como podéis ver, muy globalizado (y muy beneficioso para aquellos paraísos fiscales).
Es muy sencillo: si yo quiero mantener mi actividad en X país pero dicho país tiene unos impuestos elevadísimos, sitúo fiscalmente la empresa en las Seychelles y arreglado.
Si dicho país bajase los impuestos a niveles de las Seychelles o menores, no habría por qué situar el domicilio fiscal de la empresa en las Seychelles, sería más cómodo operativamente tenerlo en el país X.
Es decir: aquél país que me ofrezca unos menores costes impositivos, atraerá más capitales y evadirá más la cruelísima evasión fiscal. Mientras tanto, no tengo por qué reducir mi ámbito de mercado: recurro a la ilegalidad para situar mi domicilio fiscal en otro país que grave menos las rentas obtenidas gracias al capital.
Incluso el término paraíso fiscal ya encierra en sí mismo la dicotomía de infierno fiscal. Si hay un lugar fiscalmente beneficioso es porque existen otros fiscalmente dañosos. No hay más.