Dimite el ministro del Interior alemán tras rechazar el acuerdo migratorio y deja a Merkel en la cuerda floja
PABLO LÓPEZ BARBERO | AGENCIAS Berlín 1 jul. 2018 23:07
Horst Seehofer, durante la reunión del CSU este domingo. / AFP
El ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, que ha demostrado tener grandes diferencias con la canciller Angela Merkel sobre la política migratoria, ha decidido dimitir de su cargo este domingo por la noche, según fuentes de su partido, el CSU. Seehofer anunció sus intenciones durante una reunión cerrada del CSU en el sur de Munich.Según las mismas fuentes, también pretende abandonar la presidencia del partido bávaro, un miembro de la frágil coalición del gobierno alemán.
Este domingo quedó patente que el enfrentamiento entre las dos formaciones conservadores del Ejecutivo alemán no se zanjó con el acuerdo migratorio alcanzado en Bruselas la semana pasada, quebrando de nuevo el guión de esta crisis. Los compromisos firmados con varios países de la Unión Europea para endurecer la política de asilo no cumplieron con las expectativas del ministro de interior Horst Seehofer.
El plazo del ultimátum a Merkel se agotaba este fin de semana, y las cúpulas de la Unión Socialcristiana (CSU) y la Unión Cristianodemócrata (CDU) se reunieron cada una en solitario para evaluar lo conseguido en Bruselas. Antes de todo, Seehofer ya advirtió de que su postura crítica no había cambiado: "Para mí, el acuerdo es insuficiente. Pero será el partido quien decida", dijo.
El ex ministro del Interior abogaba por reinstaurar los controles fronterizos y rechazar en la frontera alemana a los solicitantes de asilo que hayan sido registrados en otro Estado europeo. Unas medidas que recogió hace dos semanas en un documento en el que desgranaba 63 puntos para endurecer la política migratoria, y que Angela Merkel rechazó a la espera de alcanzar un acuerdo a nivel europeo. Así, la mandataria acudió a Bruselas con la urgencia de cerrar compromisos fiables.
El sábado, Merkel remitió a sus socios de gobierno un escrito en el que desgranaba la batería de medidas con las que aspira a controlar el ingreso de migrantes al país. El plan incluye los acuerdos cerrados con España y Grecia para la devolución más rápida de peticionarios de asilo registrados en esos países así como el compromiso de otros 14 Estados de agilizar las repatriaciones. Sin embargo, poco después, la República Checa, Hungría y Polonia desmintieron tales acuerdos.
Horst Seehofer alegó que las decisiones tomadas en Bruselas no serán igual de eficaces que su propuesta, que recabó en su día el apoyo de los gobiernos populistas de Italia y Austria. El ministro díscolo rechazó también la propuesta de Merkel de confinar en centros en suelo alemán a los solicitantes de asilo que llegan al país tras haber sido registrados anteriormente en otros países, según fuentes citadas por la agencia dpa .
Por su parte, Merkel considera que los acuerdos de Bruselas son de "efectos equivalentes" al cierre de fronteras propuesto por los bávaros, pero evitó especular sobre la decisión que tomarán sus socios. En una entrevista a la cadena pública ZDF poco antes de que arrancase la reunión de la CSU, la canciller abogó porque la CDU y la CSU continúen trabajando juntas, pero puso sus condiciones para hacerlo: que no se actúe de forma unilateral o sin consenso y que no se haga nada a costa de terceros.
Ahora, el futuro de la canciller es incierto. En los medios alemanes se especulaba que una posible dimisión de Seehofer arrastraría previsiblemente a su partido fuera de la coalición de Gobierno. También existía la posibilidad de que la canciller cesara a su ministro por desobediencia, con consecuencias similares, o bien que concara una moción de confianza, lo que hubiera puesto a la CSU entre la espada y la pared. El abanico de posibilidad contempla también elecciones anticipadas o un gobierno en minoría con otras formaciones.
En el empeño de los bávaros de lanzar señales de firmeza contra la inmigración subyacen las necesidades electorales de la CSU de cara a los comicios regionales en Baviera en octubre. La CSU lucha por mantener su mayoría absoluta ante la creciente presión de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que podría hacerle perder su habitual mayoría absoluta.
En su congreso de este fin de semana, la AfD llamó a la CSU a derrocar a Merkel y la amenazó con que de no hacerlo, la atacará en la campaña electoral. Además, el líder del partido Alexander Gauland dijo que el acuerdo firmado en Bruselas es "puro humo". AfD ronda el 15 por ciento en las encuestas a nivel federal, alrededor de tres puntos por debajo de la segunda fuerza, el Partido Socialdemócrata.
http://www.elmundo.es/internacional/2018/07/01/5b39172622601d1d078b45e0.html
Puede que el acuerdo entre Merkel y Sánchez no le sirva para sacar algo de dinero mientras hace propaganda con los ilegales.