Con la pandilla de pequeños.
Robamos el carro de los helados al heladero y lo lanzamos por la boca del metro.
Para nuestra desgracia, abajo habia un anciano subiendo las escaleras y el carro cargadisimo de helados lo mato al embestirlo.
Nos llevaron a un reformatorio donde pasamos nuestra infancia. Alli uno de los guardias abuso de nosotros durante años en el sotano.
Con los años recuperamos la libertad. Una noche dos de los de mi pandilla se encontraron al guardia de aquel reformatorio en una cafeteria, y se lo cargaron.
Yo ahora, como exitoso abogado que me he convertido, estoy encargado de la defensa de mis dos colegas.
Todo se vera....
Con 4 años pinté las paredes de mi casa (ayudada de mi hermana gemela) con los pintalabios de mi madre, carísimos por cierto. Cuando lo vio mi madre os podéis imaginar.