El feminismo de hoy tiene muchos factores que lo hacen demasiado atractivo para haberse convertido en el fenómeno de masas que es. En primer lugar se basa en un marco teórico muy arraigado en el mundo académico y que cuenta con una densísima bibliografía. El problema es que es una teoría de hipótesis tan infalsables como irracionales y retroalimentadas, pero que cala fácilmente cuando se tiene en cuenta la permeabilidad del gran público a las respuestas fáciles --como las que ofrece la religión--, los abusos bien reconocidos del pasado y la falta de capacidad crítica. El cauce por el que esta ideología parece estar llevando a la sociedad es tremendamente infantilizante. y ofrece poco más que símbolos identitarios, discursos trillados y victimización, pero no respuesta a los problemas sino parches a los hipotéticos síntomas. Los/las oprimidas parecen no darse cuenta de que el ni la ideoogía del verdadero oprimido es la mayoritaria, ni el verdadero oprimido tiene voz en los medios.
Es necesaria la vuelta a la racionalidad. Porque ni tiene sentido hablar de brecha salarial y cobrar menos haciendo el mismo trabajo mostrando medias estadísticas, ni tampoco hablar de falta de representatitividad en ciertos sectores (por ejemplo CEOs) sin mostrar la proporción de hombres y mujeres que realmente intentan copar esos puestos obviando además, interesadamente la misma falta de representación en los trabajos más bajos.
Como colofón, cuento algo que me ha sucedido en los últimos días y que me da vía a argumentar por qué este feminismo no le está haciendo ningún bien a las mujeres, pues se les están concediendo privilegios sólo por el hecho de ser mujeres. Esta semana hablaba con mis directores de tesis sobre quiénes vendrían al tribunal para la defensa. De tres doctores, uno debe estar adscrito a un centro extranjero, y los otros son libres siempre y cuando no haya más de uno de nuestro departamento. La tesis es de física aplicada, y se enmarca en una disciplina concreta en la que de por sí hay pocas mujeres. Pues la normativa dice que en la medida de lo posible hay que buscar una paridad de género. Eso quiere decir, que habiendo 1/10 mujeres en este área, me tocará buscar una mujer al menos para el tribunal de la defensa. Si pensamos en la proporción de sexos, estamos --de manera artificiosa-- concediengo un privilegio de méritos por pertenecer a un tribunal de tesis 3.3 veces superior a los hombres. Curiosamente, uno de mis directores es precisamente mujer, y comparte el mismo pensamiento que yo. Es tremendamente paternalista e infantilizante que se concedan beneficios (no de facto como dicen que hace el patriarcado, sino legislativamente) a las mujeres sólo por serlo. Me parece de lo más denigrante y deshonroso para ellas. La igualdad de verdad llegará cuando las mujeres realmente capaces y que están en una situación laboral/social/personal que han conseguido con sus habilidades empiecen a poner en duda si realmente es por eso o por los privilegios artificiales que han ido consiguiendo.