No debería escribir esto porque es meterme en polémica y porque sé que la mayoría de las personas en este foro tienen la mete muy cuadriculada a la hora de discutir sobre asuntos políticos, pero allá voy.
No ha existido aún ningún régimen comunista. Es más, el término régimen comunista es una antítesis en cierto sentido. El comunismo era el fin al que debía conducir la lucha de clases, pasando por etapas previas: la dictadura del proletariado, la formación de un Estado socialista y, por último, la disolución de ese mismo Estado para dejar paso a una organización comunal de los obreros donde la gestión fuera asamblearia, libre de la propiedad privada. Si esto es posible o no es otro debate, pero esta era la teoría. Esa era la idea final del comunismo: la libertad y la igualdad plena entre todos los seres humanos, donde no existieran unas clases altas oligarcas y unas clases trabajadoras explotadas.
Ahora viene la práctica. Todas las revoluciones que se pusieron en marcha para tratar de aplicar las teorías marxistas del comunismo resultaron en nuevas burocracias estatales donde los más listos se aprovecharon del vacío de poder para instaurar sus propios regímenes. El partido revolucionario impuso su dogma y vio como enemigos de la revolución a todos aquellos que no acataban sus normas. Tal como decía Federica Montseny, pensadora anarquista, los comunistas, guiados por las ideas de Marx de la revolución, han demostrado ser en la práctica tan totalitarios como los regímenes fascistas.
Sin embargo, hay que distinguir la representación de estos símbolos de la representación de las ideas comunistas. Las ideas comunistas son solo eso, ideas. Y creer que aún no tienen vigencia es estar tremendamente equivocado, puesto que aún el abuso de poder y las desigualdades sociales se acentúan. En pleno siglo XXI se hacen evidentes las contradicciones entre la democracia, los derechos humanos y la sociedad de clases. Así como los males acuciantes del capitalismo y de la economía consumista que no prevee su propia destrucción porque no se puede crecer eternamente sin prestar atención a la falta de materias primas.
De tal manera, no entiendo por qué la gente sigue confundiendo los símbolos de las ideas comunistas con los símbolos de los Estados socialistas totalitarios. Y creo que hay importantes matices con el fascismo, cuyas ideas no van más allá del poder total de los Estados y del nacionalismo exacerbado. Confundir una hoz y un martillo, símbolo por antonomasia de los movimientos sociales del siglo XIX y principios del XX, con un fascio o una esvástica nazi es tener una visión muy reduccionista de las ideologías del siglo XX y de la formación de los totalitarismos, bajo mi punto de vista (y no quiero ofender a nadie).
Y no, no soy comunista.