En este periodo tenemos tres zares distintos, el zar tiene más poder todavía que el emperador de Viena: Alejandro II (1855-1881), Alejandro III (1881-1894) y Nicolás II (1894-1917), tras el cual se produce la caída del zarismo. El más interesante de todos es Alejandro II, es el zar que intenta modernizar Rusia, sobre todo a partir de 1861 cuando después de diez años de discutir que iban a hacer con los campesinos deciden una supuesta reforma de la tierra y del campesinado. A partir de la reforma de la tierra. intenta otras reformas. Hasta que finalmente es asesinado en 1881 y su hijo, que le sucede, Alejandro III, bajo el impacto del asesinato de su padre da por terminadas las reformas.
Alejandro II intentó una especie de reforma desde arriba, intenta transformar la justicia, el ejército, afronta el gravísimo problema de los siervos que seguían existiendo en Rusia, pero Rusia tiene una historia muy complicada, distinta al resto de Europa y que hace que esas reformas que podríamos considerar ilustradas, desde arriba, de modernización del estado no se puede apoyar en unas clases medias que no existen. En Europa el liberalismo avanzó apoyándose en unas clases medias, y si no había clases medias, se queda en el aire como en Rusia.
El hijo, Alejandro III paraliza las reformas de su padre y sigue gobernando a la vieja usanza, con una burocracia muy pesada, muy paralizante, una democracia tremenda. Asique, tanto Alejandro III como Nicolás II, gobiernan con la nobleza, con la Iglesia ortodoxa, con una policía potentísima que vigilaban todo el mundo ruso.
En las zonas bálticas, el país va creciendo económicamente, porque produce mucho cereal y la revolución de los transportes permite venderlo fuera, cuenta con minas y de esa transformación económica en algunos lugares, surgen nuevos grupos sociales, esas clases medias, sectores industriales, son reducidos al silencio a través del instrumento terrible de la policía del Estado, todopoderosa que vigila todo, abre todas las cartas, etc. Convierte la vida del que trata de oponerse en algo muy complicado.
Además, Rusia también tiene el problema de las poblaciones halógenas, son los que no son de la nacionalidad predominante, en Alemania hablábamos de polacos, en el caso de Rusia los bálticos son otra cosa culturalmente, se han incorporado al Imperio ruso más recientemente y se intenta rusificar, por ejemplo, en el año 1883, la universidad de Varsovia se declara la lengua rusa como lengua obligatoria de la universidad. Antes hablaban probablemente en latín, no en polaco.
También el zarismo, el imperio ruso, actúa de manera muy violenta contra los judíos. En Rusia las comunidades judías son muy abundantes, en la Europa occidental hay menos y se han mimetizado con el conjunto, se han integrado en las sociedades en las que sus familias llevan viviendo generaciones. Pero en la Europa del este, se trata de comunidades no urbanas, que mantienen sus tradiciones, formas de vestir, de comer, de comportarse y hay bastantes medidas antisemitas. El régimen zarista se hace cada vez más antisemita e incluso inauguran unas acciones que se dieron en Rusia que son el modelo de cosas que luego ocurrirán en Europa y que también están en la base de que empiecen a intentar emigrar. Los pogroms son unas acciones violentas contra un pueblo con el apoyo de la policía y a veces el ejército durante el cual, acusados de lo que sea, aquella comunidad judía es arrasada por sus vecinos, arrasan, violan, matan, roban.
La oposición es muy diversa, débil y diezmada pero son muchos; por un lado está el viejo populismo ruso, que viene de esa corriente fundamental de la cultura política rusa que es el eslavismo, que se da a partir de Pedro el grande, este mundo de Moscú que no ha vivido el renacimiento que no tiene nada que ver con Europa, que estaba bajo la influencia asiática y de pronto, Pedro el grande decide occidentalizarlos a la fuerza, con la construcción en un lugar imposible de una ciudad, San Petersburgo, obliga a los rusos a ser europeos y a partir de ahí se rompe la cultura rusa entre los que consideran que es el espejo europeo el que hay que seguir y los que consideran que hay que mantener el viejo espíritu eslavo.
De la corriente eslavófila salen, nacen los populistas rusos como opositores, un campesino inventado, es alta el alma campesina, cree que la aldea que repartía lotes de tierras a las familias según las bocas y los brazos, que podría ser la base de un socialismo campesino, en un sentido muy amplio, pues cree en la propiedad comunal, que aquellas aldeas organizadas acorde con un sistema de reparto puede ser la base de un socialismo agrario.
Luego hay otro mundo, los socialdemócratas rusos, nacidos muy tarde, organizados como grupo político de la II Internacional en 1897, que entienden, conciben la socialdemocracia como un partido revolucionario dirigido contra el absolutismo y ligado al movimiento obrero. Si los populistas enlazan con los eslavófilos, los marxistas enlazan con los occidentalofilos, con el modelo de la II Internacional que dirige la social democracia alemana.
Y luego hay otro grupo muy sui generis ruso, que son los socialrevolucionarios, que enlanzan con el nihilismo, con el terrorismo y con la violencia política. Esto diríamos que son esta izquierda rusa: socialismo populista campesino, socialismo revolucionario terrotista y socialismo marxista ligado al movimiento obrero. Y luego están los liberales, a los que les cuesta muchísimo organizarse porque son muy pocos.
En un régimen autocrático de este tipo con una capacidad de control mínima pero con una represión terrible, las oposiciones se radicalizan y también encontramos como hemos visto que lo iba a hacer Guillermo II en Alemania, el zar verá muchas veces en la política exterior su salvación. Se busca un nacionalismo que se adapta a cualquier cosa. Un nacionalismo de cuño ruso pero que busca éxitos en el exterior, el orgullo que todo nacionalismo requiere, que no hay un nacionalismo sin un nosotros que se considere superior al vosotros.
Rusia va a tener en estos años una política exterior espasmódica, que tiene dos objetivos, en el fondo búsqueda de aguas cálidas para que salgan sus productos o sus ejércitos, hacia el Pacífico o hacia el Mediterráneo oriental. Por una parte, Rusia quiere avanzar hacia Asia, Vladivostok, acercarse al Imperio británico en el corazón de Asia e irse hacia aguas más cálidas, pero supone vértelas con Japón que es una de las potencias emergentes en el Pacífico. Los rusos montan el Imperio en Asia, seguir más allá de los Urales y articular con un gran ferrocarril en busca de un puerto. Se pretende penetrar hacia Afganistán, ir hacia Mongolia, al norte de China y buscar salidas en frente de Japón.
El otro punto de la política exterior rusa son los Balcanes, en su afán de tener paso libre al Mediterráneo y convertirse en potencia naval, para comercializar el grano de Ucrania. Ahí está el mito de la Tercera Roma, es decir, nosotros somos herederos del Imperio Bizantino, hubo una Roma, un Bizancio y caído este, somos sus herederos, somos la cabeza de los eslavos en su reconquista de todo el contorno del Mar Negro. Primero se pretende conquistar la parte del norte y luego bajar hacia las bocas del Danubio, luego los búlgaros y por úlitmo Constantinopla.
En un momento determinado se concentra en una de las cosas y de pronto algo va mal ahí y se va hacia el otro lado y se concentra en el otro lado. No mantiene en relación a estas dos cuestiones una política que se equilibre, que se complemente, sino que como espasmos va hacia un lado y hacia otro con malos resultados.
La operación hacia el Pacífico le lleva en 1904 a una guerra con Japón, el gran Imperio ruso vuelve a demostrar como en Crimea que es un gigante con los pies de barro, sufre una tremenda derrota frente a un Japón que se muestra como alumno aventajado de imperialismo europeo. Una gran batalla terrestre, navales y un resultado ruso horrible. Y estalla la revolución en Rusia, la derrota como se temía el zar, producirá la revolución de 1905 en Rusia, el domingo Rojo o domingo sangriento de San Petersburgo, la formación del primer soviet en Moscú, una procesión de gente en San Petersburgo con un pope a la cabeza que parece que en parte era alguien pagado por la policía. Con un icono a la cabeza, le sigue un montón de gente con una lista para pedirle al zar vivir mejor y comer todos los días. No sabían que el zar no estaba en el palacio. Y van el domingo helado camino de aquello y les lanzan al ejército a caballo contra ellos. Produciéndose una matanza de gente delante del palacio de invierno verdaderamente terrorífico, queda como un icono de la crueldad del sistema.
A la vez en Moscú aparece el primer soviet, esta formación de consejo donde ya está Trotsky que no esta bajo disciplina comunista aún, va por libre todavía, tiene un pensamiento que no se adecua ni a unos ni a otros.
El zar se ve obligado a hacer concesiones, otorga una duma, una asamblea, por carta otorgada. Pero sobre todo, habrá un personaje, Witte y Stolypine, políticos de calidad, que abordan los problemas, que quieren dirigir a Rusia hacia un liberalismo moderado; haciendo una política reformista que finalmente no llega a nada, llega antes la guerra que los resultados.
Sergei Witte, fue ministro de hacienda desde 1893 y es muy importante su política económica para el camino que siguió Rusia en los años anteriores a la Gran Guerra pues impulsó una modificación importante de aquella legislación tan confusa sobre la liberación de los siervos. Intentó industrializar Rusia, pero Rusia no tenía capitales, y un proceso de industrialización necesita mucho capital. Witte pensaba en inversiones extranjeras y sobre todo en el ferrocarril, el Transiberiano, que sería el desarrollo de una red de ferrocarriles que siempre contaría con capitales extranjeros, sobre todo franceses. Esta alianza franco-rusa se ratifica en 1893, alianza con Francia, porque es muy ahorradora y tiene mucho dinero y busca colocarlo y Rusia será donde se utilice.
Él asiste a la revolución de 1905, un verdadero vendaval y fue destituido tras la revolución, esta obliga al zar a aceptar que se reúna una duma, aunque sigue siendo un autócrata. Pero esta duma es más apariencia que realidad. Allí aparece otro político, Stolypin Piotr, nombrado por el zar en 1906 y va a permanecer en el poder hasta 1911 que es asesinado. Fue primer ministro y ministro del interior.
Stolypin aborda la reforma de la agricultura que Witte había empezado, suprime el myr, este ayuntamiento, esta asamblea. Stolypin pretende quitar del campo ruso los elementos más socialistas, aquellos conceptos de la aldea como una empresa común cooperativa, el cooperativismo agrario, los lotes, todo aquello que era populismo ruso, la idea del campo como no abierto al mercado y abrirlo al mercado. Quiere transformar la agricultura rusa en una agricultura capitalista, que la propiedad se pudiese comprar y vender y que se permitiese a las familias con buenas tierras, enriquecerse, que se fuese formando un amplio sector de campesinos propietarios agrarios prósperos, ricos. Que tendrán un nombre, los kulaks, nombre con que se conocen a estos campesinos que luego la revolución bolchevique acabará con ellos.
Luego sigue con el asunto de la industrialización, apoyada en los créditos que llegan de Francia. Mientras hace todo esto es ministro del Interior. La situación interna ya lo hemos visto, después de 1905, un conjunto de opositores. El primer ministro, designado por el zar, y la duma se enfrentan, se termina disolviendo la Duma. Se suele recordar que aplicó la pena de muerte a 1103 personas durante los años que estuvo como primer ministro. Un represor muy duro en el período postrevolución de 1905, se viene a demostrar que esta revolución poco hizo. Fue asesinado finalmente en Kiev cuando asistía a una representación de una ópera con la familia real, atentado importante que causó mucha impresión en 1911.