Extraño y tenso incidente en la clausura del cónclave, en el que Xi Jinping ha ordenado que se llevaran a su antecesor, quien se ha resistido incrédulo durante un minuto
Tras una semana de reuniones a puerta cerrada dentro de una burbuja anti-Covid, el XX Congreso del Partido Comunista de China ha concluido este sábado coronando a Xi Jinping, el 'emperador rojo', como el dirigente más poderoso desde Mao. Además de aprobar las enmiendas a los estatutos del Partido que el propio Xi había promovido, el cónclave ha dejado un momento para la Historia que dará mucho que hablar: la salida a la fuerza del anterior presidente, Hu Jintao.
El incidente, extraño y lleno de tensión, ha tenido lugar justo cuando se acababan de abrir las puertas para los periodistas y las cámaras, que llevaban más de una hora esperando en el Gran Palacio del Pueblo. En ese momento, Xi Jinping ha ordenado a un bedel que se llevara a Hu Jintao, quien se sentaba a su izquierda y cuya salud parece muy deteriorada a sus 79 años. A su espalda, dos bedeles lo han levantado de la silla, pero Hu se ha mostrado reacio a marcharse.
Durante un minuto, en el que un bedel le sujetaba el brazo y le indicaba la salida, el expresidente ha intentado volver a sentarse para quedarse en la reunión, en la que se iban a votar las reformas propuestas por Xi Jinping. De hecho, incluso le ha interpelado directamente para quedarse y ambos se han dirigido unas miradas que lo dicen todo: mientras Hu Jintao le observaba atónito, sorprendido por tener que irse, Xi Jinping le contemplaba con condescendencia, sin perder en ningún momento la compostura pero sin ceder a sus ruegos.
La cúpula, impasible
Dentro de este inusual momento, ha ocurrido otro detalle también muy llamativo. Cuando el presidente de la Asamblea Nacional y número tres del régimen, Li Zhanshu, ha tratado de interceder por Hu Jintao, el número cinco e ideólogo de la propaganda, Wang Huning, le ha tirado por la espalda de la chaqueta para que no se entrometiera. En primera fila del estrado, toda la cúpula del Partido ha permanecido impasible mientras Hu trataba de permanecer en la sala.
Finalmente, y arrastrado por los bedeles, ha tenido que marcharse. Pero, antes de irse, le ha dicho algo a Xi Jinping, quien ni se ha inmutado y ha seguido mirando al frente. A continuación, Hu Jintao le ha posado la mano en el hombro al primer ministro, Li Keqiang, quien hace una década era su favorito para sucederle como presidente pero finalmente quedó por detrás de Xi Jinping.
Debido a la tensión del episodio y la presencia de las cámaras chinas y de todo el mundo, podría tratarse de una purga pública ante los casi 2.300 delegados del Partido Comunista congregados en el Gran Palacio del Pueblo. Mientras los analistas y expertos intentan saber qué ha ocurrido exactamente, algunos reporteros de la prensa oficial comentaban que la marcha de Hu se debía a que su salud es mala y se encontraba indispuesto.
Tras su salida, todos los delegados han alzado su brazo a favor de las enmiendas propuestas y no ha habido ni un voto en contra. Al son de «La Internacional», Xi Jinping se ha coronado como el mandatario más poderoso desde Mao y con una silla vacía a su lado que simboliza su poder absoluto en China.