Bueno, pequeña movida que le pasó ayer aun colega, contada por el.
Sinceramente hay que ser melón...
Me he quedado encerrado casi 3 horas en el conservatorio.
Soy músico y estaba estudiando en una cabina cuando, sin darme cuenta, se hicieron las 10 y cinco (cierran a las 10). Pensé que no habría problema pues la puerta principal estaría abierta, craso error n#1.
Trasteando por los oscuros pasillos y escaleras con algún golpe que otro (la luz no iba) llegué a la puerta principal para comprobar que estaba cerrada. ¡Bien! - pensé - Por cinco minutos te has quedado encerrado. Si armas jaleo seguro que alguien se dará cuenta, al fin y al cabo aquí estudia y trabaja mucha gente, craso error n#2.
Tras interminables saltos y gritos que eliminaron mi voz y la poca dignidad que me quedaba, me propuse buscar el cuadro eléctrico para por lo menos tener algo de luz. Varias hostias después estaba perdido en el sótano sin ver ni un pijo buscando el dichoso cuadro.
Sigue…
Abriendo todos los armarios descubrí que curiosamente no estaba en el sótano, estaba al lado de la puerta principal donde acababa de estar. ¡Bien! - pensé - ahora, con todos los focos encencidos (el edificio parecía una tarta de cumpleaños) alguien, aunque sea los vecinos, me verán y con esto llegamos al craso error n#3.
Encerrado dentro del precioso edificio iluminado se me acababa la paciencia. Idiota - me dije - se te ha olvidado que tienes móvil! Con gran ‘ilusión’ descubro que le queda la pila justa para hacer un par de llamadas y para cumplir con las leyes de Murphy, también muy poco saldo… Llamada a padres, hermano, amigos, tias, profesor, conservatorio, gente que no conozco: todo inservible, ninguno coge y para más inri, saltan todos los contestadores con lo que me quitan el saldo suficiente como para hacer dos llamadas más.
- Me las guardo, las necesitarás…
El aburrimiento y desesperación me esquizofrenian y en mi mente absurda empiezo a idear planes de escapada.
- Salto por el ventanuco de una cabina, es un segundo piso pero bueno, hay gente que ha sobrevivido a caidas desde un sexto… Hmmm… no funcionaría, luego habría que saltar verjas y todo eso sin activar la alarma… Alarma?!?! - pienso contemplando el sensor de movimiento que se ríe de mi mostrando una luz roja - La alarma debería haber saltado hace media hora!
Segundo baile absurdo en aquel cubículo iluminado, esta vez para intentar activar el sensor. La rabia de volver a sentirme idiota me hace lanzarle el cenicero que hay en la mesa de la entrada. Algunos cristales rotos después vuelvo a mis planes de huida.
Cristales rotos?! Rompo una pequeña parte de la puerta y salgo. Esta idea la descarté enseguida, por el hueco que cabe justo un perrito pequeño no entra un tio de 1′96 y su trompeta…
Mis dos últimas llamadas tuvieron éxito relativo. La primera, al amigo que vive a 600km que coge el teléfono! Él se encargará de avisar a mi familia de que estoy bien y que esta noche dormiré en ‘la prisión’. Eso si se dignan a coger el teléfono… (qué estarán haciendo a estas horas de la noche?) La segunda, a la compañia de seguridad privada del edificio cuyo número estaba puesto en el cacharro que acababa de romper (a ver que pasa con esa alarma). Tras dos minutos de hablar con un robot se me acaba el saldo.
Desesperado me retiro a dormir al lado de un piano…
Mi sueño es desvelado por el conserje que irrumpe casi en pijama en la cabina, avisado gracias a mi familia. Mi pesadilla había terminado, a la 1 de la mañana…