Rick Strassman, académico e investigador de la Universidad de Nuevo México y protagonista en estudios de los efectos de la DMT4 en humanos entre 1990 y 1995,5 relaciona la glándula pineal con el sexto chakra o Ajna (tercer ojo) del que habla la tradición védica, la ventana de Brahma que se nombra en el hinduismo, el Ojo Celestial del cual hablaban los antiguos chinos, el Palacio Niwan que los taoístas conocen o el «asiento del alma» que Descartes exponía. Según relata en su libro DMT: The Spirit Molecule, de sesenta voluntarios a los que inyectó DMT por vía intravenosa, muchos de ellos relataron encuentros convincentes con presencias no humanas inteligentes, alienígenas, ángeles y espíritus, y casi todos sintieron que las sesiones se encontraban entre las más profundas experiencias de sus vidas.6
De los voluntarios inyectados por vía intravenosa con DMT que tuvieron experiencias relacionadas con entidades y seres extraterrestres, la mayoría padeció casi las mismas similitudes de secuestro y abducción que han relatado las personas que vivieron el suceso tanto en estado de vigilia como en estado de la fase de sueño REM (tales como experimentación genética, implantación y extracción de objetos metálicos, examen corporal, obstetricia, etc.).
Strassman postula que la glándula pineal aloja el espíritu o alma desde el 49.º día tras la concepción, que «es capaz de recibir información, en lugar de únicamente generar esas percepciones», y que «permite al cerebro percibir la materia oscura o universos paralelos, reinos de existencia habitados por entidades conscientes».7 Se ha comprobado que la DMT es un potente alucinógeno.8910 La DMT forma parte de la familia de las triptaminas, que se encuentra en diversas plantas alucinógenas empleadas por tribus indígenas y culturas amerindias amazónicas para su posterior consumo y con el objetivo de experimentar viajes astrales y/o psicodélicos, curaciones, métodos adivinatorios y contacto con entidades de otros planos dimensionales (el conocido brebaje ayahuasca es una mezcla diversa de diferentes plantas que contiene triptamina y DMT, así como otras sustancias psicoactivas alcaloides que potencian en gran medida su efecto sobre la consciencia de la persona que lo ha ingerido, así como agravando su duración).
El Doctor en psiquiatría clínica Rick Strassman, que llevó a cabo una investigación sobre la dimetiltriptamina (DMT) psicodélica en 1990 en la Universidad de Nuevo México, ha especulado que la glándula pineal juega un papel en la producción de DMT en el cerebro humano. Strassman también ha especulado con la polémica hipótesis de que se produce una liberación de DMT en la glándula pineal durante el sueño Rem, tanto cuando estamos durmiendo, y antes o cerca del momento del fallecimiento, lo que ocurre con frecuencia en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte. Strassman afirma que la glándula pineal es el sitio más propicio para la biosíntesis de DMT debido a que la biosíntesis de la hormona melatonina, que es estructuralmente similar a la DMT, ocurre también en esa glándula.
En su libro, DMT: La Molécula del Espíritu, Strassman también afirma que la glándula pineal humana no es realmente parte del cerebro. Asegura que la glándula se desarrolla a partir de tejidos especializados ubicados en el techo de la boca del feto, desde donde migra hasta el centro del cerebro a medida que se va desarrollando. La glándula pineal está, como tal, altamente protegida por el cerebro de cualquier daño relacionado con el estrés.
Además, en La Molécula del Espíritu, Strassman teoriza sobre cómo la pineal es el único órgano profundo desparejado en el cerebro. Se hace visible en el feto en desarrollo a los cuarenta y nueve días después de la concepción. Este es también el momento en el que se puede ver claramente un indicio de si es género masculino o femenino. Coincidentemente, las creencias budistas afirman que el alma se reencarna también a los cuarenta y nueve días. La hipótesis más general de Strassman es que la glándula pineal produce cantidades de DMT en momentos de importancia neurológicos, tales como cuando la consciencia (hipotéticamente) entra al cuerpo, durante el nacimiento, la meditación profunda, la psicosis y las experiencias cercanas a la muerte.
Strassman también sugiere que la DMT es, en cierto modo, comida o alimento para el cerebro, facilitando la versión mental de la realidad, sugiriendo que la consciencia representa una experiencia psicodélica controlada, un proceso meramente exagerado por el aditamento de drogas psicodélicas. El cerebro trata a este producto químico de forma similar a como actúa con la glucosa. La DMT es transportada activamente a través del sistema defensivo del cerebro y enseguida es eliminada rápidamente. Las enzimas de metilación podrían facilitar la biosíntesis de DMT desde las hormonas y los neurotransmisores de triptamina tales como la serotonina, melatonina y triptamina. Debido a esto, afirma Strassman; la glándula pineal es el lugar más propenso para la biosíntesis de DMT.