Es bien sabido que vox ha recogido los votos de toda esa extrema derecha de partidos minoritarios y la extrema derecha adherida al PP que no se sentía satisfecha con estos y su foma de atajar los problemas de España, a veces por tener mano izquierda con temas que ciertos sectores más radicales de la extrema derecha exigen mano dura, o a veces por simplemente no estar, como ya demostró el señor M. Rajoy con la estrategia de Don Tancredo. Pero Vox no es tanto como lo pintan, siguen siendo unos maricomplejines. Es tanto así que en las encuestas apuntan a que este fenómeno se debe a un gran porcentaje de ex-votantes del PP.
Pero hablemos claro sobre lo que los salvapatrias creen que vox es, y realmente no es, quedando bien lejos de cumplir ninguna de las fantasías y expectativas de sus votantes. Para esto me baso en testimonios inmediatos de votantes de vox que se manifiestan sin complejos ni medias verdades, tanto de mi entorno como de las redes, y demostrar como ya he dicho que son unos maricomplejines. Vox dice que no quiere inmigración ilegal, pero lo cierto es que sus votantes no quieren ningún tipo de inmigración. Vox dice que no quiere matrimonio homosexual, que sí unión homosexual, pero realmente no es más que una proyección de no querer poner a los homosexuales al mismo nivel que los heteros, y a ninguno de sus votantes les gustaría tener un hijo o hija gay. Vox dicen ser católicos que persiguen a los musulmanes radicales, pero lo cierto es que los que los han votado quieren que toda España sea católica y no quieren musulmanes en España, que desaparezca el Islam. Vox habla de derogar la ley de violencia de género y poner otra de violencia intrafamiliar, pero lo cierto es que sus votantes simplemente quieren que deroguen la de violencia de género sin más y que se juzgue con el resto de leyes porque para ellos la violencia machista es anecdótica. Vox habla de que están hartos de corrección política, pero lo cierto es que son un proyecto extremista lleno de correcciones para meterlo con calzador en el juego democrático, con propuestas tan locas como ilegalizar partidos democráticos, cosa que tampoco representa a sus votantes, que en la calle en el bar más de uno no tiene pudor en mandar los tanques a Cataluña, mandar al paredón y fusilar a quienes no piensan como ellos sin mediar más legalidades de por medio.