Esta historia épica basada en la vida misma, está narrada desde lo más profundo de un mar visible de la superficie de un corazón ilusionado, cada coma y cada acento son un escalofrio que recorre el cuerpo de un autor que sin ir más lejos de la realidad vive un sueño hecho carne..Y que en sus manos está la decisión de que perdure más allá del fin del mundo desde su prosa o enterrarla en el olvido de los cobardes. Pero toda buena historia tiene un principio, y este se remonta al comienzo de los tiempos, desde el nacimiento de los sentimientos, los cuales le fueron asignados también al joven elfo Santcus. Pero como cada lágrima guardada en un frasco vale más a la larga, comenzaré esta historia por el presente, obviaré detalles y acontecimientos que viven en mi interior y que simplemente aclararían detalles superficiales, pues quién sepa apreciar el amor, encontrará en cada palabra un recipiente que emana esta sacra sustancia.
Santcus vivía hechizado por el influjo irresistible de una joven y bella princesa, la cual le hizo sentir la vida en cada suspiro, le transportaba al edén en cada palabra y le convertía en mejor persona..Pero por encima de todo esto le entregó algo sin precio: La inocencia.
A su lado Santcus se sentía como un niño que roborizado recibía una nota de San Valentín de esa compañera de clase por la que tanto suspiraba. Le hacía pensar que los pecados cometidos en mil batallas podían ser parte del pasado y comenzar una nueva vida..En definitiva le devolvió las ganas de vivir. Solo existía un problema en esta idílica historia: Ella no conocía el amor que el ser inmortal profería por ella. Despues de siglos de duda, el joven caballero decidió enfundarse en sus mejores galas y recorrer millas de dudas a su encuentro, decidió declararse rodilla en tierra y jurar entregarle su eternidad, símbolo mediante el cual los elfos aceptaban ser mortales a cambio de una eternidad de felicidad.
Montó a lomos de su corcel Reflejo de Plata y puso rumbo al lejano reino donde habitaba su amada, la princesa Nessa. La tarde olía a miedo a ser rechazado, a esperanza y sobre todo a valor. El sol despuntaba sus últimos rayos al ocaso cuando el elfo llegó a los establos del reino. Decidió continuar el camino a pie por las angostosas calles de la capital del reino. su nombre en humano vendría a significar La Laguna. Hay que apuntar que él no conocía en absoluto la capital, simplemente se guiaba por su instinto y por la misiva recibida de Nessa, que rezaba: "Os espero cuando el último rayo del ocaso caiga sobre la más alta torre del reino, en el salón del palacio real durante la función en conmemoración de nuestro Santísimo".
Tras horas de marcha y fatigado pero con más fuerzas que nunca, Santcus llegó por fin a palacio, donde observó a la princesa sentada en primera fila, expectante por el comienzo de la actuación. El elfo, con andares corteses, se dirigió a ella y pronunció la más respetuosa reverencia sin apartar su mirada de la suya, pudiendo observar una vez más el brillo negro de sus ojos, y como contrastaba con la iluminación del escenario de baile, creando un brillo que ni el más sabio de los poetas podría describir en cien años de escritura.
-Milady -Pronunció el elfo con ka voz cargada de nerviosismo
-Ya pensé que no veniais, os guardé este sitio para vos
El elfo se apresuró a sentarse a su lado, sintiendo la ternura de lo más bello al percibir el aroma de su perfume. Comenzó la obra, de la que, todo hay que decir, Santcus no se enteró, porque no hacía más que admirar la belleza de su amada, sintiendo un vuelco en el corazón cada vez que ésta le descubría.
Dos largas horas pasaron hasta que se decidió a incorporarse e invitar a su dama a dar un paseo por los alrededores de palacio, llegando a una zona peculiarmente acogedora, digna del cuadro del mejor pintor. se situó frente a su amada y pronunció:
-Milady, habéis de saber que tiempo ha este humilde ser no se reconoce, no respira sin antes dedicaros cada segundo de vida y no es capaz de asociar belleza alguna a otro rostro que no sea el vuestro. Bien sabido por mi es que es muy precipitado abrir mi corazón ante vos sin que antes sepais de buena fe lo que estoy dispuesto a hacer por vos. Que si vos caeis, no tendreis que pedirme mi mano porque antes de que roceis el suelo yo estaré dispuesto a arriesgar mi insignificante vida para amortiguar el mínimo dolor que pueda sentir vuestro frágil y angelical cuerpo. Que antes de que lloreis, ya estaré entregando mi persona para que esa lágrima no amargue el brillo que deslumbra cada poro de mi cuerpo, y si fuera preciso acompañaros hasta el infierno para que el Diablo acepte una eternidad de torturas a cambio de vuestra salvación. Habeis de saber que sin vos soy la sombra de la tristeza perdida en la nada, que sin vuestra sonrisa el naufragio que acompaña a ritmo de marcha fúnebre a mi alma recobraría sentido y que sin la ternura de vuestros labios de terciopelo, dispuesto estaría a quitarme gustoso la vida..
La princesa se estremeció en un mar interior de dudas, mucho habría de sufrir en vidas pasadas para padecer el miedo que delataban sus gestos, su estado de nervios era notable, pero entre temor y dudas pudo gesticular:
-Quiero caminar sobre seguro, joven elfo. Deseo ser feliz, pero para ello necesito más tiempo del que me gustaría disponer..Espero que lo entendais
El elfo sintió clavándose en su alma cien puñales envenenados con el mortal néctar de la desesperanza. Creyó por un instante que el fin de los dias habia llegado, pues su visión se tornó borrosa y solo quedó lugar para el sufrimiento, pero aun así cometio un error más grave aun: Intentó besarla. La princesa costernada y sorprendida, apartó su rostro y abrazó al elfo, al que entre titubeos le dijo:
-Tengo miedo, Santcus. Muchísimo miedo, y todo esto es para mi muy inesperado. Necesito tiempo para adaptarme, necesito ir poco a poco..Aunque ahora mismo me siento estúpida despues de haber apartado el rostro. Hoy no, joven caballero, hoy no..
Ahogando un mar de lágrimas que luchaban por salir, el elfo consiguió sentenciar al oido de la princesa:
-Corta es una eternidad si he de aguardarla para disfrutar del incomparable premio de caminar a vuestro lado y de haceros disponer de todas mis armas para defenderos. Esperaré por vos lo que haga falta, y más aun si me lo pedís..Permitidme deciros algo más..Gracias.
-¿Gracias por qué?-Preguntó ella extrañada
-Por existir, princesa..Por existir..Y después de esto solo quiero pediros algo.
-Adelante..
-No os separeis nunca de mi lado.
Tras esto, Santcus besó de manera tierna la frente de su amada, regalándole después el abrazo más intenso que se pudiera ofrecer a alguien, sintiendo cada segundo su cuerpo unido al de él, notando como sus corazones se acompasaban y sientiendo el calor de su respiración en el pecho.
Despues de esta noche, yo, Santcus, solo le ruego al dios del tiempo que sea benevolente conmigo, y que me permita escribir más páginas de este cuento de hadas, que esto solo sea el amargo primer capítulo, y que la última página se encuentre tan lejos que nunca llegue a descubrir su existencia...
Nunca he deseado tanto que esto se convierta en un...
Continuará
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