Nadie pondría en duda de que el mayor mal que ha sufrido Europa en el siglo XX han sido los actos consecuencias de los nacionalismos, y, sin embargo, vuelven a resurgir cíclicamente en diferentes territorios.
No pretendo equiparar en gravedad los actos de todos los nacionalismos, sino buscar respuestas a por qué vuelven a aparecer una y otra vez con rasgos en común en su forma de actuar. Esa forma de dividir y enfrentar a la población, de separarla entre ellos, los malos, y nosotros, los buenos., que de la forma mas caínita provoca auténticos conflictos.
Me cuesta entender por qué en pleno siglo XXI, con la historia del siglo XX a nuestras espaldas, en la era de internet, de la información y de las libertades vuelven a surgir estas corrientes. Europa, y Cataluña, gozamos del mayor periodo de desarrollo, libertades y paz que podemos imaginarnos. Cataluña tiene más derechos y autogobierno que nunca.
En una época donde parecía que avanzabamos poco a poco - bastante rápido en realidad - hacia más Europa, hacia algo más universal, superando nuestras diferencias y creando algo en común, volvemos a mirarnos al ombligo, con mentalidad aldeana a levantar muros donde antes no los había y a enfrentar a la gente con problemas, que en enorme parte, son artificiales.