Filmin retira una multipremiada película con sexo entre menores por temor al nuevo Código Penal
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El delito de pornografía infantil abarca personajes que “parezcan menores” y la de menores “que no son reales, pero lo parecen”, según la Fiscalía General del Estado
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El argumento legal, tanto del legislador español como de la directiva europea, es que prohibiendo la difusión de imágenes de menores, sean reales o no, en “contextos sexuales”, se evita la banalización de la pornografía infantil y, con ello, la de los abusos de menores.
"Estamos protegiendo una pura imagen", critica el catedrático de Derecho Penal en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Josep María Tamarit. "Yo entiendo que no existen razones de fondo: cualquier intervención penal debe estar justificada por un bien superior. Y aquí nos encontramos con que no hay víctimas. Estamos ante un delito sin víctimas", añade.
Los motivos son pragmáticos: "muy pronto –ya es difícil- será imposible distinguir entre imágenes reales e imágenes generadas por ordenador", decía un informe del Consejo Fiscal de 2013 citado en la circular sobre la pornografía infantil. De ahí que, para facilitar el trabajo de la policía y de las acusaciones, se haya optado por castigar también las apariencias, con penas que van desde uno a nueve años de prisión. "Son penas muy graves. Parece como si preocupara más el pedófilo que las víctimas reales: es una lógica de caza de brujas", explica Tamarit.
En contra del criterio que por ahora se impone en España y en Europa, en Estados Unidos el Tribunal Supremo declaró inconstitucional el delito de pornografía virtual, creado por una ley federal bajo la presidencia de Bill Clinton. En 2002, la sentencia del Supremo americano hizo prevalecer el derecho a la libertad de expresión: "Puede que Shakespeare no escribiera escenas sexualmente explícitas para el público isabelino, pero si los directores modernos adoptaran un enfoque menos convencional, ese hecho no impondría por sí solo la conclusión de que la obra sea pornográfica”. Según la sentencia, Romeo y Julieta no debería prohibirse, aunque Julieta tenga 13 años en la tragedia original.