La aerolínea de bajo coste Ryanair ofrece comisiones a sus empleados en nuestro país por cada equipaje de mano que tenga que ser facturado por tamaño excesivo.
Según apunta el texto, para que los trabajadores accedan al cobro de los incentivos tienen que presentar una media de dos 'g-bags' (bolsa de mano) rechazadas por día trabajado. Si se cumplen estas condiciones, se empieza a cobrar a partir del tercer mes un extra mensual: "El mínimo son 40 euros, pero hay gente que gana más de 100, que solo se esfuerza en esto", explica un ex trabajador.
De este modo, el personal de tierra se ha autoimpuesto una política de 'tolerancia cero'; nada que supere en un milímetro el máximo establecido evitará el pago de 40 euros más IVA (45 si se viaja a Canarias). "Y si están en el límite de dimensiones, ya veremos. Muchos compañeros que competían por 'endosar' equipaje. Alguno, en vez de revisar las maletas de la cola en orden, se saltaban a quince pasajeros porque había visto una demasiado grande", relata el ex trabajador, "aunque también había buitres que, después de que un compañero discutiese diez minutos con un pasajero, aparecían con la pegatina de facturación y se anotaban la venta".
Ryanair también pide que una media de 1,5 maletas sean forzadas a pasar por facturación por cada vuelo y no permite que se suba más de un bulto al avión. "Nada, ni una bolsa pequeña, ni un neceser, ni un portátil, nada. Así que todos los días había varias broncas con los clientes y muchos que iban sin dinero o no querían pagar se quedaban en tierra", recuerda el ex trabajador. Otra extravagancia surge de la documentación de los pasajeros: "La ley dice que cualquiera puede viajar con el carnet de conducir en vuelos nacionales, pero a nosotros nos lo tenían prohibidísimo. No podíamos dejarles pasar, aunque fuese ilegal. De hecho los bebés no pasaban con el libro de familia, tenían que tener DNI".