Un estudio revela que si trabajas cinco días, uno de ellos no haces nada.
La procrastinación y rellenar tiempo con tareas poco productivas es a lo que se dedica ese "quinto día" de trabajo
Trabajar más horas no siempre significa más productividad:
El estudio arroja un dato revelador: cuando trabajamos cinco días a la semana, uno de ellos se va prácticamente en hacer nada. ¿Cómo es posible? Según la investigación, la razón principal es la tendencia a procrastinar y a realizar tareas poco productivas durante esos cinco días de jornada laboral. La solución que proponen parece simple: reducir la semana a solo cuatro días, pero manteniendo la productividad y el sueldo intactos.
La investigación, realizada con la participación de más de 60 empresas de todo el mundo, fue diseñada para analizar los efectos de una semana laboral reducida bajo el modelo 100:80:100. Esto significa que los empleados reducen sus horas de trabajo al 80%, pero mantienen el 100% del salario y el 100% de la productividad.
Los resultados mostraron que los empleados lograban realizar la misma cantidad de trabajo en 33 horas que en 38 horas, eliminando las tareas innecesarias y evitando la procrastinación. Sí, esos paseos, cafés y charlas "porque la semana es muy larga, si no fiera por estos momentitos"
Esos "momentitos" podrían ser perfectamente un día libre más a la semana. La clave de este aumento de productividad fue la eliminación de reuniones sin valor y de actividades que sólo generaban pérdida de tiempo. Grandes jefes como Steve Jobs o Jeff Bezos ya tenían como premisa reducir las reuniones al mínimo. Como resultado los trabajadores se centraban en tareas más importantes, lo que permitió mantener los niveles de productividad, incluso con jornadas más cortas.
Este modelo de trabajo de cuatro días a la semana no solo mejoró la eficiencia en el trabajo, sino que también tuvo un impacto notable en la salud mental y física de los empleados. Después de seis meses de aplicar la semana laboral de cuatro días, los niveles de agotamiento disminuyeron significativamente, la satisfacción laboral aumentó y los días de baja por enfermedad se redujeron un 65%. También hubo una caída del 57% en la probabilidad de que los empleados renunciaran a su trabajo.
Beneficios para la empresa y los trabajadores
El estudio no solo benefició a los empleados, sino también a las empresas. Las organizaciones que participaron en el proyecto vieron un aumento promedio del 15% en sus ingresos durante el período de prueba. La gran mayoría de las empresas que implementaron la semana laboral de cuatro días no mostraron interés en volver a las jornadas tradicionales de cinco días. De hecho, el 89% de los empleados que participaron en el estudio tampoco quería regresar al antiguo modelo, lo que sugiere que una semana laboral más corta no solo mejora la productividad, sino también el bienestar general.