Comparemos este gran país de las grandes oportunidades con una sociedad de seres superiores con nuestro propio país de pandereta para encontrar las diferencias más llamativas a nivel ciudadano y a nivel de vida en general.
Juventudes norteamericanas
¿Qué me decís del status social que te otorga el privilegio de disponer de un apellido como Scott, Parker, Smith o Carter?
De tener un padre médico licenciado en Harvard y una madre abogada con un doctorado en Boston y conducir un BMW M4 Cabrio que ellos mismos te han dejado en el garaje en tu 18 cumpleaños para poder llevar a Catherine al baile de fin de curso, no antes sin la fiesta previa en casa de tu amigo Brian, la cual se queda vacía porque sus padres han tenido que acudir a una conferencia importante en Los Ángeles.
Tener la vida resuelta porque tu familia es importante, porque ocuparás el imperio que tu padre con poco esfuerzo heredó del suyo o bien porque haya sido un gran emprendedor con el sudor de su frente.
La capacidad y poder de elegir a las tías de tu instituto (que están todas buenas, no como aquí) porque eres popular, y que tu único sueño en ese momento sea penetrar a la jefa de las animadoras, Tifany, una tía dura de pelar pero que al final caerá y todas las demás arderán en la envidia más profunda.
Y hablando de institutos, pasemos a la fase de las universidades.
UNIVERSIDADES DE LOS ESTADOS UNIDOS
Harvard, MIT, Stanford, Princeton, Columbia, Yale...
Todas universidades de prestigio, universidades con los mejores profesores, estudios impartidos y vocación de profesorado absoluta, con profesores de alta categoría que han creado grandes mentes brillantes en la sociedad norteamericana.
Universidades de calidad, donde los jóvenes se prepararán para comerse el mundo y donde todas las empresas que existan (o en su gran mayoría) contratarán a todo aquel que se haya educado allí.
Por no hablar del menosprecio, bullying y la baja escala social en la que un ciudadano estadounidense puede verse sumergido si confiesa abiertamente que estudiará en una pública, no como aquí, un país donde las privadas son peores que el resto y "lo que queda" no llega al TOP 100 a nivel mundial y debemos conformarnos con universidades incompetentes donde el profesorado deja bastante que desear, y donde tienes que tener cuidado dónde estudias para que después en las empresas no te tiren el CV en la cara... Triste pero cierto!
A mí siempre me hubiese gustado nacer norteamericano. Probablemente ahora sería empresario de una cadena de hoteles de 5 estrellas o algo así.