La pregunta es sencilla.
La gente defiende los toros, critica el espectáculo que se hace en torno a su muerte. Otros defienden a las especies en peligro de extinción. Pero sin embargo, prácticamente nadie duda en aplastar un bicho cuando lo ve corriendo por el salón o por la cocina.
Y digo yo, ¿hay un tamaño umbral a partir del cual el animal empieza a considerarse ser vivo y merecedor de la vida? ¿No debería tener el mismo trato ese pobre bichito que recorre ágilmente la habitación que ese otro toro que corre furioso en la plaza?
A ver qué me comentáis :\