Un farmacéutico de un pueblecito se niega, por cuestiones morales, a vender la píldora del dia después a una chiquilla de clase baja que, por ignorancia, se ha quedado preñada.
Al mismo tiempo, ese farmacéutico ha dejado embarazada a su mujer, después de unos años de matrimonio católico. Los dos son votantes del PP, él heredó la farmacia de su padre. Ella se encarga de las tareas del hogar desde que se casaron.
Los dos hijos nacen más o menos al mismo tiempo, el del farmacéutico en un hospital privado de la comarca, el de la chiquilla en el ambulatorio del pueblo que no dispone de todos los medios por los recortes presupuestarios del gobierno.
El hijo de la chiquilla termina en un horfanato de la capital donde rápidamente aprende en la universidad de la vida. Se va haciendo mayor y pasa del horfanato al correccional y del correccional a la cárcel. Mientras tanto el hijo del farmacéutico tiene una infancia y adolescencia acomodada y termina siendo el responsable de la farmacia de su padre, que se ha pre-jubilado a los 55.
El hijo de la chiquilla sale de la cárcel y empieza una relación con una politoxicómana a la que deja embarazada entre papela y papela. Pronto nace el churumbel y se ponen a vender cleenex en los semáforos para poder alimentarlo y costearse su adicción.
El hijo del farmacéutico, que ha bajado a la capital, pasa por el semáforo donde el hijo de la chiquilla vende cleenex. Baja la ventanilla de su flamante BMW y le espeta: "Haber estudiao", mientras se pregunta cómo un desarrapado se atreve a traer a una criatura indefensa a este mundo: "Deberían haber comprado la pastilla del día después".