Primera cita reseñable. He tenido bastantes matches interesantes pero que se habían quedado en que no me terminaban de convencer en persona, a pesar de ser majos y válidos pero faltaba atracción, así que iba a esta cita con las expectativas bajas.
En teoría íbamos a ir al retiro a dar un paseo y a buscar ardillas aprovechando que sale el solecito por fin, pero le dije que me apetecía bastante ir al rocódromo esa tarde con unas compañeras, así que me propuso el plan alternativo de quedar en su casa más tarde y que me hacía pizza casera para cenar. No habíamos sexualizado en las conversaciones así que no me lo tomé como una invitación a follisqueo directo, si bien tampoco nací ayer. Pues escalo, me ducho, voy para allá y me entra todo el cansancio y hambre postentreno de camino, de quedarme casi sopa en el metro. Llego y quedo embelesada por el escaparate de dunkin donuts y mi cerebro pide azúcar a gritos. Así, medio empanada, me pilla el chico y nos saludamos. Parece bastante timidillo, es alto, mono y huele bien. Pero lo primero es lo primero, nos compramos un donut y empezamos a romper el hielo un poco en la calle con las manos y bocas ocupadas con las bondades de los procesados. Llegamos a su casa, vive en un piso bastante chulo, conozco a su gato Panceta y pone la masa de la pipsa a levar. Él se abre una cerveza e imagino que le ayuda a sentirse más confiado. Nos vamos encontrando poco a poco más cómodos hablando de nuestras vidas y acariciando a Panceta. En un momento, hablando de Murakami, tenía duda de si me había leído su libro preferido, entonces me lleva a su despacho y se me hacen los ojos chirivitas ante la estantería que tiene repleta de libros y cómics. Me va contando cuáles son sus preferidos y terminamos en el suelo sentados el uno al lado del otro ojeando algunos cómics. Le miro sonriendo y él ya sabe lo que quiero, nos besamos. Tiene unos labios carnosos súper tiernos y sabe muy bien. Nada de besos ortopédicos.
La verdad es que tener sexo con alguien que no conoces después de que te hayas acostumbrado a hacerlo con alguien de quien estas enamorada es durillo. Así que, a pesar de que el chico me estaba gustando, no era capaz de concentrarme del todo, me entró un pelín de ansiedad y paramos para cenar. El mero hecho de que se lo tomase todo tan bien, con naturalidad, que fuese cariñoso y comprensivo me hizo sentirme más tranquila. Durante la cena estuve muy muy cómoda, le vi muy tierno y es bastante adorable cuando se relaja. Así que, a pesar de que estaba muy cansada, la pizza me dio la energía suficiente como para besarle con el deseo que había ido creciendo en mí, y al poco ya estaba la ropa volando y terminamos con mayor entendimiento lo que habíamos dejado a medias.
No creo que le pueda pedir mucho más a tinder hoy en día que pipsa, cariño y buen sexo.