Por cierto, para todos aquellos que dicen o sugieren que los que creemos que la culpa no es solo del conductor es para atacar a Rajoy, os recomiendo que leais lo que dice María Teresa Gómez-Limón diputada del PP de Madrid y herida en el accidente:
"No entiendo por qué aún no están cesados los presidentes de Adif y Renfe”. María Teresa Gómez-Limón Amador está herida e indignada. Herida porque la casualidad quiso que viajara en los primeros vagones del Alvia que descarriló el 24 de julio en la curva maldita de Angrois, a la entrada de Santiago de Compostela, e indignada como una ciudadana afectada por la mayor tragedia ferroviaria de las últimas décadas en España.
Además de psicóloga forense con plaza en un juzgado, Gómez-Limón, es política. En septiembre del 2012 ocupó el escaño que Esperanza Aguirre dejó vacante en la Asamblea de Madrid y desde las bancadas del PP ya ha espoleado a su partido contra la corrupción por el caso Bárcenas. Todavía convaleciente, con un pie escayolado, el esternón roto y una placa metálica atenazando una de sus vértebras cervicales, Gómez-Limón atiende el teléfono desde su casa de Madrid, donde se recupera tras varias semanas encamada en el hospital en A Coruña, y no escamotea reproches al Gobierno por la gestión del sistema ferroviario, que concentra, particularmente, en el Ministerio de Fomento. “Un ministro está para algo más que hacerse la foto”, le reprocha a su compañera de siglas Ana Pastor. Responsabiliza a la ministra de no haber revisado el proyecto del tramo ferroviario de Alta Velocidad entre Ourense y Santiago que su antecesor, José Blanco, del PSOE, “inauguró con deficiencias y con mucha prisa por cortar la cinta porque había elecciones”. “Tres días después del accidente colocaron señales, ¿y por qué no tres días antes para evitar una catástrofe?”, protesta.
La diputada autonómica insiste en exigir el “cese inmediato” de los máximos responsables de Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) y de Renfe. Como poco, opina Gómez-Limón, “tienen responsabilidades civiles y políticas”. “Sobre las penales, decidirá la justicia”, añade. Considera que Luis Aláez, el juez instructor, “ha hecho muy bien” en ampliar la imputación que pesa sobre el maquinista a los responsables de Adif. “Estamos hablando de la vida o la muerte. En cualquier otro país, estos señores [en alusión a los presidentes de Adif y Renfe] estarían ya cesados al día siguiente por negligencia”, afirma la diputada popular, que recuerda que estos dos altos directivos “cobran un sueldo impresionante por su alta responsabilidad. Ese salario no es solo para cobrar, es también para ejercer”, apostilla Gómez-Limón.
La diputada popular interrumpió sus vacaciones en la costa gallega para votar en un pleno de la Asamblea madrileña el pasado 23 de julio. Cuenta que pensó en coger un avión para regresar al día siguiente, pero acabó sentada con un billete de clase preferente en el tren que salió de Chamartín en dirección a Ferrol y descarriló a toda velocidad a cuatro kilómetros de Santiago. No perdió la conciencia en ningún momento y aún le duele la memoria, cuenta. Un vecino de Angrois, “Alberto”, recuerda, se asomó por la ventanilla, la cogió de las manos y la sacó de entre el amasijo de hierros en que se convirtió el vagón. “Estuvo conmigo, hablándome y sujetándome la cabeza hasta que me llevaron en la ambulancia”, relata aquellas primeras horas tras la catástrofe. Gómez-Limón no se queda en la protesta política contra la Administración de su propio partido y presentará una demanda a título individual en los juzgados y se sumará a otras acciones colectivas para exigir respuestas y responsabilidades. No quiere que el tema “se entierre o se olvide” como ocurrió “con Spanair”, el vuelo en el que perdieron la vida 154 personas y del que anteayer se cumplió el quinto aniversario. “Soy una ciudadana consciente de mis derechos”, se reivindica. “Algunos políticos son una casta aparte y ya no representan a nadie”, concluye la diputada popular
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