Que quede claro, esto no es un relato. Es un testimonio real:
Llegué al club, música R&B y HipHop de MTV. Fui allí no por otra cosa sino porque llevaba tres años hablando con ella. En la entrada un garulo que me abrió la puerta, crucé el breve hall y quedé aturdido por el ambiente de la sala.
Me vieron entrar como a un pistolero que se ha equivocado de cantina. Mis largas barbas y atuendos de segunda mano, para nada funkies, causaron recelo en las chicas de la noche y sus tendencias. Llevaba encima 5 euros y tres cigarros aplastados en el bolsillo de la camisa. El Dj, ataviado con colgantes y botas de rapero, jalonaba a las masas y hacia dedicatorias. Una camarera de la secta de los modernos me preguntó qué quería y yo le dije que cerveza.
Ese día había estado leyendo un libro de Schopenhauer que robé en la biblioteca municipal, su eudemonología, considero que su postulado filósofico me autoriza a hurtarle los libros que yo quiera, y estuve toda la mañana sin comer esperando a que me ingresaran un dinero que me debían. No cobré y no entendí al filósofo y pude comprar un pan y una lata de sardinas.
Me puse los unicos zapatos que tengo y me lave la cara y me eché agua de colonia en la barba.
Aguardé a que ella llegara al Club pero se demoraba tanto que apuré la segunda cerveza y me levanté para salir.
Pasaba hora y poco de medianoche y la mayoria se entregaban a bailar una música carente de verdad tratando de ligarse a mujeres que no valen un centavo y que además no iban a follar con ellos esa noche ni ninguna otra.
Entonces ella entró acompañada de dos amigas. Todas a la última, devotas de la moda. Me vio y se acercó, me llamó cavernicola y me preguntó qué se me habia perdido allí.
En puridad entre nosotros había algo. Ella me lo confesó y acababa de dejarlo con su pareja tras dos años y poco, estaba intoxicada, dijo. Así que bebimos y bebimos y hablamos y me di cuenta de que era una consentida superficial con pretensiones de profundidad, estaba entusiasmada con el neuromarketing y el coaching pero se veía claramente que no sabia que eran ambas cosas.
Le dije que yo iba en serio y le solté el tópico de mirame a los ojos y verás que no miento. Las amigas no paraban de incordiar y reclamar su atención. Era guapa, rica y estaba jodidamente inmersa en el meollo del estamento social nocturno, era una Señora de la Noche.
Terminamos por fuera del Pub, ella dándome una de sus pulseras y yo besando su mano. Le gustó ese detalle y me impresionó que tuviese tanto efecto en ella, que es una mujer ultra convencida de la superioridad femenina, con su consiguiente rechazo de la caballerosidad, pero, no sé por qué pero en su corazón todas quieren ser princesas.
Vivía lejos y había venido en el coche de una amiga, ésta quería marcharse así que, viendo que me quedaban escasos diez minutos antes de que llegara con el coche, a las 4,30 de la mañana traté de hacerme poseedor de su corazón.
No hubo manera. Se marchó nos abrazamos y al rato me llegó un mensaje que decía: Quiero dormir contigo. Y quien dice dormir dice dormir.
Volví a casa andando, fumandome el último cigarro con nada de dinero y nada de comida en el cuartito infame que tengo por morada. Me rugían las tripas. Estaba un poco achispado.
Me asomé a la ventana, estaba ameneciendo y una calma lo abarcaba todo porque no se movían los coches y todo estaba tranquilo. Ella, cuya biblia es el libro de "Tus zonas erróneas" y que cree en el coaching como un creyente en la resurección no merecía ni un solo momento de mi atención.
Y sin embargo empecé a notar que me había pegado duro, por dentro, que a pesar de no saber lo que decía y estar metida en un mundo vacío, con todo, habia una belleza dentro de ella que me encantaba.
El sol se dejó ver al fondo. Me eché en la cama y escribí: Ha sido una noche muy especial para mi.
No he vuelto a tener noticas de ella desde hace dos años y medio.