Os a dado por el llanto ahora.
Los hombres lloran, es un hecho. La razón por la que no está bien visto y por la que se procura evitar hacerlo en público proviene de las arcaicas sociedades regidas por la ley del más fuerte.
El hombre debía proteger su tierra, a su mujer y a sus hijos por ser el más robusto. Mostrar debilidad podria suponer perderlo todo a manos de un tercero, esto abarcaba salud física y psicológica.
El llanto refleja inestabilidad emocional e inseguridad, así como puede suponer que existe un dolor físico que supera la fortaleza del sujeto... lo que lo hace vulnerable. Está claro que un hombre no podría permitirse el lujo de llorar delante de otros hombres.
Como siempre, las distintas culturas basadas en el patriarcado transgiversaron esta necesidad imperiosa de ser respetado y temido por motivos de seguridad y pasó a ser una norma social innecesaria, la cual ha continuado hasta nuestros dias.
Está claro que ver a un hombre llorar ya no resulta tan extraño, ya que hemos avanzado lo suficiente como para priorizar el bienestar de nuestros congéneres antes que las tradiciones innecesarias, pero es una total falacia negar que culturalmente estamos predispuestos para aceptar que la mujer es emocional y el hombre el pilar que debe soportarlo todo.
He visto llorar a mi madre millones de veces, tantas que hasta me provoca total indeferencia verla ahora, pero en el caso de mi padre nunca fue así.
La única vez que le vi llorar fue a escondidas y a sabiendas de que iba a morir. Nunca pensé que ver a una persona llorar podria afectarme tanto, mi mundo se desmoronó por completo porque crecí con la convicción que los hombres no lloraban... sí que lo hacen, y ver a uno resulta infinitamente más impactante que ver a todas las mujeres de tú vida haciéndolo juntas.
Porque si el pilar se derrumba, es que todo está perdido.