#27 Repudiar la prostitución en una sociedad que tiene como característica la desigualdad intrínseca y la depredación acometida por la élite a las clases populares, debería ser no solo un deber de todos sino una obligación. Esto es un axioma empíricamente comprobable a través de la observación de las capas bajas de la sociedad, capas en las que la gente más desfavorecida tristemente se ve obligada a realizar esta ignominiosa faena e incluso tenemos esclavitud a través de la trata de blancas. Por otra parte, esta última es una de las opciones más consumidas derivado de la poca empatía que un sistema de extremo individualismo genera.
Por lo tanto, la conclusión que sacamos es que la prostitución no debe ser prohibida por algo relacionado con el feminismo, sino con la coyuntura socioeconómica que nos ha tocado vivir.