##Villarejo contrató un móvil con identidad falsa para hablar con sus "periodistas infiltrados", como Inda
El excomisario implicado en la trama del 'pequeño Nicolás' utilizó ese teléfono en medio centenar de ocasiones, tras las conversaciones del ministro del Interior reveladas por 'Público' , para contactar con Inda y Urreiztieta. En 1995, Villarejo ya alardeaba de sus filtraciones y maniobras con periodistas de 'El Mundo' en una protesta por escrito a sus superiores, firmada de su puño y letra, cuya reproducción difundimos ahora en exclusiva
Tan inconfesable era lo que tramaban el excomisario Villarejo y los periodistas Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta, que el policía contrató un móvil con una identidad falsa para telefonear en decenas de ocasiones a sus confidentes y colaboradores. Después, esos mismos reporteros publicaron tres informaciones 'tóxicas' contra rivales políticos y policiales del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en los tres meses siguientes a sus reuniones conspirativas cuyos audios han sido difundidos por 'Público'.
Se trata de un teléfono para comunicarse con gente de mucha confianza, como los tres ex periodistas de El Mundo: Inda, Manuel Cerdán y Urreiztieta (el único que ha regresado a dicho periódico). Es la línea secundaria de otro número que paga una de las empresas del entramado multimillonario del ya excomisario José Manuel Villarejo Pérez, y que utilizaron entre octubre de 2014 y enero de 2015 para concretar informaciones tóxicas acerca de la investigación del caso del pequeño Nicolás, entre otras.
Está a nombre del ciudadano uruguayo Martín Reyes Villa y, según los datos aportados por Telefónica, tuvo ese teléfono activo desde 2006 hasta enero de 2015, cuando Villarejo descubrió que estaba siendo investigado por la grabación ilegal a los investigadores de Asuntos Internos y del Centro Nacional de Inteligencia, que luego sería entregada al pequeño Nicolás.
Llamadas a Inda en momentos clave de la trama policial
En su declaración de este pasado miércoles, el ahora investigado (imputado) Villarejo aseguró en sede judicial que “conoce a Martín Reyes Villa de finales de los años 80 sobre una investigación sobre ETA en Uruguay”. Resulta sorprendente, ya que la documentación real aportada a la causa por las autoridades uruguayas acredita que es un joven nacido en 1986 y como mucho podría tener tres años de edad en aquel momento de lucha antiterrorista. Además, en el tiempo en que se producen las llamadas con estos periodistas, se acredita que Martin Reyes está en Uruguay y que nunca ha venido a España.
En total se registran en los tres meses que dura la operación contra el CNI y Asuntos Internos más de 50 contactos entre estos periodistas y el teléfono a nombre de Martín Reyes, siempre en momentos clave: después de la grabación ilegal, los días en los que Inda y Urrieztieta se reúnen con el pequeño Nicolás, y antes de la publicación de informaciones “tóxicas” sobre este y otros casos.
Informe fabricado para desprestigiar al juez Baltasar Garzón
Desde los años 90, el comisario Villarejo ha alardeado de tener “infiltrados en los medios de comunicación" –tal como se puede ver en la reproducción que aquí abajo ofrecemos– según una carta de protesta –porque le han comunicado su cese en la Comisaría General de Información y su traslado a la Jefatura Superior de Madrid– entregada por él mismo a la Dirección General de la Policía y fechada el 16 de enero de 1995, a la que ha tenido acceso Público en exclusiva.
En la misiva (véase su reproducción completa al final de la información), el comisario hace gala de aportar al diario El Mundo la documentación relativa tanto a los GAL como a ETA, al traficante de armas Al-Kassar o al exjuez Baltasar Garzón, sobre quien elaboró el informe Veritas que relacionaba al magistrado con narcotraficantes y otras actividades nunca demostradas, pero que sirvieron para atacar ferozmente al entonces juez de la Audiencia Nacional y desprestigiarlo.
"...no informar de esta actividad ni siquiera a los compañeros..."
En su exposición de las actividades que realizaba ya hace veinte años en colusión con periodistas que actúan como confidentes y correas de transmisión de la Policía, Villarejo subraya "que siempre fue consigna fundamental la de no informar de esta situación de actividad absolutamente a nadie, ni siquiera a los compañeros con los que ocasionalmente hubo necesidad de contactar para los trabajos que se realizaban".
Pero el excomisario se queja de "la escasa compensación económica recibida", algo que considera "compensada por la satisfacción detectada ante el volumen de información relevante aportada, sobre todo en lo referido a medios de comunicación".
"...filtraciones a medios de prensa... que iban a ocupar portadas"
La compenetración entre Villarejo y su "periodistas infiltrados" era tan estrecha que se arroga conocer las exclusivas de las portadas mucho antes de sus aparición: "...fuí (sic) informando, entre otros temas de datos importantes, relacionados con filtraciones realizadas a medios de prensa, noticias que iban a ocupar portadas con varios días de antelación..."
En esa época, Manuel Cerdán era uno de los periodistas que firmaban las informaciones sobre los GAL y ETA en el diario que dirigía Pedro J. Ramírez. Y todavía mantiene contactos con el comisario Villarejo antes de publicar informaciones relacionadas con la unidad de inteligencia no oficializada de la Policía, la supuesta guerra de comisarios o los ataques al jefe de la investigación del pequeño Nicolás, el comisario Marcelino Martín Blas.
A este último, exjefe de Asuntos Internos, ha llegado a acusarlo sin ninguna prueba –y sin contrastar con los autores de la información– de ser quien filtró a Público las grabaciones realizadas al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Una acusación que se ha convertido en una campaña contra Martin Blas desde todos los medios de la derecha para distraer la atención del escándalo de la unidad de inteligencia creada en la cúpula policial y el entorno más cercano al ministro del Interior con la intención de desprestigiar a políticos rivales y fabricar informes falsos contra partidos políticos de la oposición.