Una agresión perpetrada por dos italianos que hirieron con una pistola de aire comprimido a dos inmigrantes africanos el jueves al caer de la tarde ha causado un grave estallido de violencia racial en Rosarno (Calabria), en el sur de Italia. Centenares de inmigrantes africanos, jóvenes temporeros contratados por los agricultores locales, reaccionaron al ataque marchando por las calles, volteando coches, quemando contenedores de basura y atacando con palos y piedras a algunos vehículos. Al menos 37 personas (19 inmigrantes y 18 policías) resultaron heridas en los desordenes y por las nuevas agresiones de bandas de vecinos. Dos inmigrantes resultaron ayer heridos de bala, cinco atropellados y dos apaleados a manos de residentes de la zona. Estos últimos estaban anoche hospitalizados en estado grave.
La rica zona agrícola de la Piana (llanura) de Rosarno está dominada por empresas vinculadas a la 'Ndrangheta, la poderosa mafia local. Los cerca de 3.000 trabajadores que se calcula están ahora en la región viven en condiciones inhumanas, en silos o fábricas abandonadas, sin baños ni camas, y son reclutados por los capataces de las 'ndrine, las bandas mafiosas que poseen la tierra.
Unos 300 policías antidisturbios, llegados de ciudades cercanas, intentan evitar los choques entre unos 700 inmigrantes y unos 300 vecinos. Entre los heridos, 14 pertenecen a la comunidad inmigrante y 18 a las fuerzas del orden. Un ciudadano local, Giuseppe Bono, de 38 años, ha sido detenido por intentar atacar a los africanos con un tractor. Jóvenes locales, preparados para la guerrilla, permanecen apostados en el centro del pueblo.
Las televisiones han contado que en las calles de Rosarno se vive un clima de "caza al negro". Todas las tiendas están cerradas, ha habido disparos al aire y varios periodistas llegados al lugar han sido atacados por vecinos que no querían testigos. La vendetta ha estallado después de que se extendiera el falso rumor de que una mujer supuestamente agredida por los africanos estaba embarazada y había perdido el niño.
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Los africanos inician la huida de Rosarno
El pueblo calabrés registra nuevos ataques racistas, con el incendio de una caseta donde se refugiaban inmigrantes, y el tiroteo en las piernas de uno de ellos.- Algunos trabajadores no quieren marcharse porque todavía no han cobrado el sueldo.
Cientos de inmigrantes están abandonando el pueblo en los autobuses proporcionados por la Protección Civil después de 48 horas de revuelta y disturbios . Aterrorizados, y sin saber a dónde van, los temporeros de la mandarina cuenta que no pueden soportar el racismo y el sufriemiento. "No nos dejan trabajar, y encima nos atacan y nos quieren matar", dice Steve Jhonson, un liberiano de 16 años mientras prepara su mochila y se dispone a subir a uno de los autobuses.
A 100 metros de la fábrica dónde los inmigrantes esperan para iniciar la huida, un grupo de unos 60 vecinos vigila atentamente. "Les quitamos el hambre y ellos nos pagan destrozándonos el pueblo. ¡Qué se vayan a su de una vez estos negros!", dice Gino Barreca, empleado municipal. Sus compañeros, todos oscuros de piel y ojos, están armados de palos de madera y hierro. Cerca, en mitad de la carretera que lleva a la fábrica, dos furgonetas de los carabineros impide el paso a los vecinos. Un poco más allá está el infierno.
El otro infierno, el del centro del pueble, fue desalojado en la noche de ayer tras una jornada violenta que dejó un balance de 40 heridos, tres de ellos graves. La belleza de los campos de Calabria se convirtieron en apenas 48 horas en el escenario de una cacería. "La convivencia ahora no es posible", dice el cura Don Memé, "Pero estos pobres desperados volverán. Tienen hambre y no saben dónde ir".
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Esta noche no se han señalado episodios de violencia en las calles de Rosarno, pero la Policía sigue vigilante a la espera de que el peligro de nuevos altercados desaparezca, toda vez que está previsto que una de las antiguas fábricas en las que se alojaban los jornaleros sea demolida en las próximas horas.
Mientras, en Internet surge la idea de llevar a cabo una jornada de huelga de inmigrantes en protesta por el "clima de racismo" que vive Italia para mostrar la importancia que este colectivo tiene en la economía italiana.
La hipótesis de que clanes mafiosos de la Ndrangheta, la mafia calabresa, estén detrás de los altercados parece cada vez menos descabellada para las autoridades italianas. En una entrevista que publica hoy el diario Avvenire, el fiscal sustituto de la Fiscalía Nacional Antimafia, Alberto Cisterna, dice que "seguramente" quienes han disparado a los inmigrantes son hombres de la Ndrangheta para "demostrar que son ellos quienes controlan el territorio".