Aunque no es una cuestión meramente política, conociendo las reglas del foro y el tono que puede adquirir el debate, abro el post directamente en el subforo de política para prevenir su posible cierre debido a una deriva en torno al debate político y que se considere desde moderación que no fue creado en el lugar correcto.
Hace poco he visualizado este interesante vídeo que creo que puede servir como punto de partida para establecer este debate:
Para los no anglófonos, una mujer ofrece un testimonio en el cual explica que durante su adolescencia tenía dudas acerca de su identidad de género (disforia de género), lo que le generaba incomodidad y malestar interno, fruto de lo cuál a partir de los 18 años empezó su transición como hombre, ingiriendo las hormonas correspondientes para facilitar dicho proceso.
Sin embargo, las dudas acerca de su identidad tampoco se despejaron durante esa transición, debido a lo cuál un año y medio después, revertió el proceso y retornó a su condición como mujer.
Lo que ella denuncia, es que incluso en su adultez le costó saber quién era y quién quería ser, por lo cuál no comprende que al manifestar sus dudas, rápidamente se le recetara testosterona junto con otros hormonas para comenzar de inmediato la transición de género y que al solicitar consulta con un especialista para certificar su problema, le concedieran tras un año y medio de demora, una única sesión con un terapeuta de una hora y media de duración, tras la cuál se acordó una fecha para someterse a la cirugía de reasignación de género. Es algo que desde su propia experiencia califica como incomprensible, ya que no existió ningún tipo de seguimiento de su caso y con extrema facilidad se le facilitó una operación quirúrgica, en vez de tratar de ayudarla psicológicamente, ahondar en su psique y averiguar la raíz del problema, ya que como ella misma define: "a esas edades difícilmente sabes lo que quieres para cenar al día siguiente, como para saber tu género".
¿Qué opináis del proceso de transición de género? ¿Deberían imponerse más controles y regulaciones antes de autorizar dicho proceso (tanto a nivel hormonal como quirúrgico)? ¿Debería hacerse un seguimiento pormenorizado durante años con múltiples especialistas involucrados (psicólogos, psiquiatras, etc) antes de determinar si el o la paciente es apto/a para la transición?
A modo de referencia, en España hay un caso bastante notorio de una gallega a la que se le aprobó una reasignación de género quirúrgicamente, esgrimiendo posteriormente estar arrepentida además de lamentar que se facilitara en demasía dicho proceso:
En 2020, Susana Domínguez, de entonces 21 años, volvió a ver al psicólogo que seis años antes había dado luz verde a su tratamiento de cambio de sexo, y había permitido que más tarde la sanidad pública le extirpara el útero. Quería explicarle que ambos habían cometido un terrible error: estaba convencida de que años atrás, en aquellas conversaciones entre ellos, los dos se habían equivocado.
Ella no era un chico en cuerpo de chica, como le había dicho cuando sólo tenía 15 años. Las hormonas y las operaciones habían sido una tremenda equivocación. Susana había tardado seis años en darse cuenta de que quizás sus problemas mentales, que incluían depresión y trastorno esquizoide, la habían incapacitado para tomar la decisión correcta.
En realidad, le contó al psicólogo, ella era y siempre había sido una mujer, pero una mujer con serios trastornos que nada tenían que ver con la transexualidad. Unos trastornos que él, profesional de la salud mental, no había sabido ver a tiempo. «Y entonces el psicólogo me dijo: 'Ya empezamos, ya empezamos'», cuenta hoy Susana. «¡Parecía que le molestaran mis problemas...! Yo era una adolescente con problemas y él mi terapeuta».
El peaje de semejante error había sido enorme. De una sesión a otra, en esos seis años, a Susana le habían quitado sus pechos y su útero, además de recibir una avalancha de hormonas masculinas. Su cuerpo había sido modificado de forma irreversible.
A la vez se había dado otro proceso: pese a no recibir acompañamiento psicológico durante su cambio de sexo, Susana y su madre no habían dejado de buscar ayuda por su cuenta a los malestares de la muchacha, que había sufrido varios intentos de suicidio. Así había emergido la que, creen ellas, podría ser la causa de sus males: rasgos de un trastorno del espectro autista que ese primer profesional nunca advirtió.
Tampoco valoró ese psicólogo del Servicio Gallego de Salud, ni otra psiquiatra previa también de la sanidad pública, los antecedentes genéticos de Susana: al menos seis personas de su familia inmediata -incluyendo su madre y dos hermanos- sufren problemas de salud mental. Sin embargo, el especialista atendió al autodiagnóstico de la adolescente, influenciada por foros de internet, antes que a la evidencia científica.
Así que en 2020 Susana, aterrada por el error cometido y sumida en sus problemas mentales, le echó en cara todo esto a este profesional. Y él le contestó, según narra ella a este diario: «Llorabas y me manipulaste. Me manipulaste llorando, pero yo ya sabía que el cambio de sexo no iba a hacerte sentir mejor».
Susana, hoy, relata aquel choque con la realidad: «No sólo eso. También fui a la primera psiquiatra, la que me remitió al psicólogo, dando por bueno que yo era trans. Ahora, años después, ella sólo dice: 'Ay, pero si tú estabas muy segura, estabas muy segura'. Yo tenía 15 años. ¿Cómo me dejaron hacer eso? ¿Cómo podía estar segura de lo que quería?».
Interviene su madre: «Y ahora, ¿qué hacemos? ¿Cómo se arregla esto?». Su hija ya no tiene aparato reproductor, ni femenino ni masculino. Lleva años tomando hormonas masculinas, y ahora deberá tomarlas femeninas para regresar, en la medida de lo posible, a su ser original. Los daños son prácticamente irreversibles.
https://www.elmundo.es/papel/historias/2023/02/22/63f64bbcfc6c83e24a8b4586.html
Curiosamente en ambos casos, los "terapeutas" dieron validez rápidamente al autodiagnóstico de la afectada de buenas a primeras...
¡Saludos!