El discurso de esta mañana ha sido correcto, exceptuando alguna cosa que comentaré a continuación. Digamos que la teoría se la sabe, ahora tenemos que dejar que pase el tiempo para plasmar esa teoría en hechos que demuestren el cambio.
Yo lo veo complicado, más que nada por ocasiones anteriores en las que ha prometido cosas parecidas y ha acabado en lo de siempre, tiene algunos aspectos de su conducta o personalidad demasiado interiorizados y mecanizados que, para modificarlos requieren de una voluntad importante que le va a provocar incomodidad permanente, con tendencia a regresar de manera innata a su zona de confort.
No me convence el hecho de que las sesiones con el profesional no sean presenciales, no es lo mismo hablar con alguien por internet que en persona, donde el experto en salud mental puede recabar más información, como expresiones, lenguaje corporal y no verbal, etc.
También, hablando sobre el alcohol, ofreció una respuesta disuasoria, volviendo al tópico de que en su caso es un “mal hábito” y que no le perjudica en distintas facetas a lo largo del día. Pues bien, veamos ese poco perjuicio; el famoso incidente de su incontinencia urinaria durante el Camino De Santiago no creo que fuese producto de la ingesta excesiva de agua mineral, la noche en la que claramente introdujo elementos racistas y xenófobos hablando sobre Sudamérica tampoco es que fuese producto de beber Cocacolas, o el famoso clip en el que en enero iría a recoger el Esland y después se dirigiría a su casa nueva recién comprada. Y como esos momentos, unos cuantos más.
También es cierto que ha estado fuera solo una semana y no se le puede pedir que cambie en tan poco tiempo, pero, si nos atenemos al pasado, el panorama no es que sea demasiado esperanzador.
Creo firmemente que no es una persona que esté capacitada para gestionar tantas horas en directo expuesta ante el público y las críticas provenientes de éste. Ojalá me equivoque y pueda encauzar un poco su salud emocional.