Me levanté esta madrugada para verlo y aún estoy decepcionada. Game of thrones está bien, siempre y cuando no lo pienses en exceso. Tampoco puedo negar que estas dos últimas temporadas hayan mejorado bastante una serie que empezó genial pero que se había ido diluyendo entre tramas que quedaban vacías, actores que abandonaban (por el amor de Dios, es la HBO, ¿cómo no ata mejor sus contratos?) y decisiones que partían de subestimar profundamente a su audiencia: "vamos a cambiarle el nombre a Asha, que la gente lo va a confundir con Osha -que por cierto, va a durar tres días- aunque ya hayamos presentado a los personajes con sendos nombres".
Respecto al capítulo de esta madrugada creo había demasiado relleno para ser un final de temporada.
- El speed dating de Jon y Daenerys es ridículo: la relación más importante de la saga ha sido llevada de forma paupérrima. Por supuesto, le vamos a meter una escena de cama en el último capítulo, así, sin mediar palabra y con los desnudos que caracterizan a las series de HBO.
- Meñique ha muerto. El que se había consagrado como un manipulador entre las sombras, cuidadoso e inteligente, por fin ha caído. Por desgracia, deja un recuerdo lamentable de su última acción y es que no había nada más interesante en todos Westeros que echar a pelear a las pánfilas hermanas Stark.
- La trama de Arya se nos ha quedado coja, y es que después de meterle cuatro temporadas de entrenamiento, han decidido dejarla en Winterfell a la espera del desenlace de Cersei. Ahora que la cosa está tan caldeada con reuniones, ¿cómo vamos a meterla en King's Landing?
- Sam, como si el protagonista de Destino oculto se tratara, abre una puerta a la habitación de Bran que, en un momento de lucidez, por fin decide contarle a alguien sobre la ascendencia de Jon. A lo que Sam replica que, casualmente, leyó algo en un libro sobre una anulación, que busque en el historial de visiones por si acaso pueden descubrir algo más. ¡Y tanto que descubre que, sin árbol ni ná, es capaz de ver cómo una Lyanna moribunda le dice a su hermano que su recién nacido se llama Jaehaerys Targaryen! -porque me estaré muriendo pero tengo muy claro cómo quiero llamar a mi chaval.
Todo ello sin hablar de los tristes reencuentros, tan esperados y tan mal llevados a cabo ni de las decisiones pobres de Cersei. Después de 80 minutos, al menos sé que llama del dragón convertido es azul.