Articulo de Jose Javier Esparza:
"Estampa de patio de colegio. Los niños juegan a emular la vida adulta; como siempre. Pero lo que ahora emulan es un programa de televisión. Un niño mayor, el líder del grupo, reparte los papeles. A una niña gordita se le asigna el papel de señora gorda; junto a ella, otro niño juega a ser su pareja. Entonces el líder insta al niño-pareja a entrar en acción: “¡Gorda! ¡Imbécil! ¡Idiota! ¡Foca!”, grita el niño a la gordita. Los críos estaban jugando a ‘Escenas de matrimonio’, el programa de José Luis Moreno.
Esta historia me la contaba días atrás un afamado psicólogo (daré su nombre a quien me lo pregunte). El psicólogo lo supo porque los padres de la niña gordita acudieron a él buscando ayuda: la cría estaba traumatizada. Aquí hay muchas cosas al mismo tiempo. Primero, la crueldad infantil; eso no es de ahora, sino de toda la vida (por eso hay que educar a esos locos bajitos). Segundo, la permisividad paterna: ¿qué hacen esos niños viendo ‘Escenas de matrimonio’, un programa de adultos, a las diez de la noche? Tercero, la atmósfera de ese programa, un éxito indiscutible de la presente temporada, que construye su humor sobre la falta de amor. “Lo que hay ahí es una enorme falta de amor”, me decía el psicólogo, que no había visto el programa hasta recibir este caso. Le expliqué que ‘Escenas de matrimonio’ ha limado un tanto sus aristas en las últimas semanas, porque al principio eran aún más agresivo.
En cualquier caso, es verdad que toda la gracia del programa consiste en exagerar los rasgos conflictivos de la vida de pareja. Un adulto ve eso y, probablemente, encontrará motivos para la risa, porque es una interpretación descabellada de la realidad. Pero ¿cómo lo verá un niño? Bueno, es que un niño no tiene por qué verlo. Pero ahí entramos en otro problema, y es que en España –porque esto es algo muy propio de nuestro país- ni la mayor parte de los padres ni la mayor parte de las cadenas tienen conciencia de que debe haber un límite cuando tenemos niños delante.
Ahora lo que me gustaría saber es qué pensará esa niña gordita, la del patio del colegio, sobre el matrimonio, la familia, la convivencia de sus propios padres… ¿Sentimentalismo de este crítico, que se hace viejo? Seguramente. Pero, por favor, que alguien me explique como es posible llenarse la boca con ese topicazo de “educar en valores” y, al mismo tiempo, tener a los niños delante del televisor con unos programas que se preocupan de cualquier cosa menos, precisamente, de la educación. En cuanto a la gordita, le recomiendo que, la próxima vez, lleve al patio del colegio un rodillo de amasar. Cierto que no es eso lo que le aconsejó mi amigo, el psicólogo."