Desde ayer por la noche internet está en ebullición después de que la hija adoptiva de Woody Allen, Dylan Farrow, publicase una carta abierta donde acusa al conocido cineasta de haber abusado sexualmente de ella cuando tenía entre 6 y 8 años.
Esto no son noticias nuevas; corría el año 1993 cuando sucedieron los hechos y el caso acabó desestimándose debido a la falta de pruebas de los presuntos actos de Allen, además de la presencia de algunos datos que daban a entender que las declaraciones de la jovensísima Dylan podían estar severamente influenciadas por su madre, la conocida actriz Mia Farrow.
La diferencia, más de 20 años después, es que no son los detractores ni los defensores de Allen los que hablan de los hechos, sino la persona que estuvo en el centro de los mismos. Y no es bonito.
A continuación, os pongo una traducción hecha íntegramente por mí. Me disculpo por adelantado si hay algún error:
¿Cuál es tu película favorita de Woody Allen? Antes de contestar, deberías saber que cuando tenía siete años, Woody Allen me cogió de la mano y me llevó a un sombrío y apartado ático en el segundo piso de nuestra casa. Me dijo que me tumbase sobre mi estómago y jugase con el trenecito de mi hermano pequeño. Después abusó sexualmente de mí. Me hablaba mientras lo hacía, susurrando que era una buena chica, que era nuestro secreto, prometiendo que iríamos a París y que iba a convertirme en una estrella de sus películas. Recuerdo mirar fijamente aquel tren de juguete, concentrándome en él mientras circulaba alrededor del ático. Hasta este día, aún me resulta difícil ver trenes de juguete.
Hasta donde yo podía recordar, mi padre había estado haciéndome cosas que no me gustaban. No me gustaba todas las veces que me apartaba de mi madre, hermanos y amigos para estar a solas con él. No me gustaba cuando metía su pulgar en mi boca. No me gustaba cuando tenía que meterme en la cama con él bajo las sábanas cuando él sólo llevaba ropa interior. No me gustaba cuando ponía su cabeza en mi desnudo regazo e inhalaba y exhalaba. Me escondía bajo las camas o me encerrraba en el baño para evitar estos encuentros, pero siempre me encontraba. Estas cosas pasaban tan a menudo, tan rutinariamente, tan hábilmente a escondidas de una madre que me habría protegido si lo hubiese sabido, que pensé que era normal. Pensaba que así era como los padres demostraban cariño a sus hijas. Pero lo que me hizo en el ático fue diferente. No pude mantener el secreto más tiempo.
Cuando le pregunté a mi madre si su padre le hacía a ella lo que Woody Allen me hacía a mí, sinceramente yo no conocía la respuesta. Tampoco sabía el embrollo que aquello desencadenaría. No sabía que mi padre utilizaría su relación sentimental (sexual) con mi hermana para encubrir el abuso al que me había sometido. No sabía que acusaría a mi madre de sembrar la idea del abuso en mi cabeza y que la llamaría mentirosa por defenderme. No sabía que me harían volver a contar mi historia una y otra vez, médico tras médico, presionada para averiguar si admitía estar mintiendo como parte de una batalla legal que de ninguna manera podía entender. Hubo un punto en que mi madre me sentó y me dijo que no me metería en líos si estaba mintiendo, que podía retirarlo todo. No pude. Todo era verdad. Pero las declaraciones de abusos sexuales contra los poderosos se atascan con más facilidad. Había expertos dispuestos a atacar mi credibilidad. Había médicos dispuestos a hacer quedar como una loca mediante engaños a una niña abusada sexualmente.
Después de que una audiencia de custodia negase a mi padre derechos de visita, mi madre rechazó perseguir cargos penales, a pesar de que el Estado de Connecticut encontrase causa probable, debido a, en palabras del fiscal, la fragilidad de la "niña víctima". Woody Allen nunca fue condenado por ningún crimen. Que haya salido indemne de lo que me hizo es algo que me persiguió mientras crecía. Me sentía afectada por la sensación de culpabilidad de haberle permitido estar cerca de otras niñas. Me sentía aterrorizada ante la idea de ser tocada por hombres. Desarrollé un trastorno alimenticio. Empecé a cortarme a mí misma. Ese tormento se vio empeorado por Hollywood. Todos, excepto unos pocos a los que adoro (mis héroes), hicieron la vista gorda. A la mayoría les fue más fácil aceptar la ambigüedad, decir "quién puede saber qué pasó", fingir que no pasaba nada. Los actores le alababan en entregas de premios. Las cadenas le ponían en la televisión. Los críticos le ponían en revistas. Cada vez que veía la cara de mi acosador en un poster, una camiseta, en TV... Sólo podía esconder mi pánico hasta que encontraba un sitio donde estar sola y desmoronarme.
La semana pasada, Woody Allen fue nominado a su último Oscar. Pero esta vez, me niego a desmoronarme. Hasta ahora, la aceptación de Woody Allen me ha silenciado. Era como una reprimenda personal, como si los premios y los galardones fuesen una manera de decirme que me callase y me fuera. Pero los supervivientes de abuso sexual que se han puesto en contacto conmigo, para apoyarme y para compartir sus miedos de dar un paso al frente, de ser llamados mentirosos, de que les digan que sus recuerdos no son sus recuerdos, me han dado una razón para no quedarme callada, incluso si sólo es para que otros sepan que ellos tampoco tienen que estar callados.
Hoy, me considero afortunada. Estoy felizmente casada. Tengo el apoyo de mis maravillosos hermanos y hermanas. Tengo una madre que encontró dentro de ella un pozo de fortaleza que nos salvó del caos que un depredador trajo a nuestra casa.
Pero hay otros que están todavía asustados, vulnerables y luchando para encontrar el valor para decir la verdad. El mensaje que Hollywood manda es importante para ellos.
¿Y si hubiese sido tu hija, Cate Blanchett? ¿Louis CK? ¿Alec Baldwin? ¿Y si hubieses sido tú, Emma Stone? O tú, Scarlett Johansson? Tú me conocías cuando era una niña pequeña, Diane Keaton. ¿Me has olvidado?
Woody Allen es el vivo testimonio del modo en que nuestra sociedad le falla a los supervivientes del abuso sexual.
Así que imagina a tu hija de siete años siendo llevada a un ático por Woody Allen. Imagina que pasa toda una vida sintiendo náuseas cada vez que se menciona su nombre. Imagina un mundo que celebra a su acosador.
¿Te lo estás imaginando? Ahora, ¿cuál es tu película favorita de Woody Allen?